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Algunas interrogantes para Gonzalo Len

Publicado: 2011-02-04

Tomado de Caretas.- Hace poco menos de un mes, en diciembre, un anuncio estremeció a los feligreses de la comunidad católica Sodalitium del Perú que se habían reunido para una asamblea general de fin de año. La plana mayor de la orden informó que Germán Doig Klinge, considerado por la propia familia sodalicia como un “apóstol digno de canonización”, abusó sexualmente de, al menos, tres fieles entre los años 1980 y 1990. Doig, el ex Nº 2 de la orden, falleció en el 2001. Tenía 44 años. El sacerdote Gonzalo Len, vocero del Sodalitium, reveló a CARETAS que la primera denuncia fue presentada en el 2008 y posteriormente se conocieron otros dos casos. No especificó si se trató de menores de edad, pero sostuvo que una investigación interna que culminó el año pasado confirmó las atrocidades y provocó que se paralizara definitivamente el proceso de beatificación del llamado “vicario” del Sodalitium. El escándalo ha golpeado a la Iglesia Católica y sacudido a una de las organizaciones eclesiásticas más conservadoras del país.

Así empieza el gorro de la nota que aparece publicada hoy en la revista Caretas, elaborada por la periodista Patricia Caycho. Luego de leerla, me he quedado con algunas interrogantes que comparto con ustedes, y quizás eventualmente podría responder el mismo Gonzalo Len:

Si la investigación que ha realizado el Sodalitium empezó con el primer caso denunciado y comprobado, en el 2008, ¿porqué entonces no se paralizó el proceso de beatificación y no se informó sobre el hecho? ¿Por qué esperaron tanto para pronunciarse y esperar incluso que el asunto sea destapado por la prensa (en este caso, por Diario16)? ¿Acaso el testimonio de la víctima les pareció insuficiente o poco creíble?

¿La investigación va a continuar, o la van a cerrar en esos tres casos? ¿No creen que pueden haber más, o que involucren a otros Directores Espirituales? ¿La investigación comprendió al propio fundador Luis Fernando Figari? Porque de no ser así, estamos hablando de una investigación inconclusa, en mi pequeña opinión.

¿Van a indemnizar a las víctimas? ¿Adicionalmente a los tres casos mencionados, recibieron otras denuncias de personas que, eventualmente, no han querido firmar "las declaraciones juradas" porque no quieren que sus nombres -por más reservada que sea la investigación- sean asociados a historias de abuso sexual, o a alguna razón similar?

A propósito de esto último, ¿no es mejor llamar las cosas por su nombre? "Inconducta sexual" suena muy ambiguo. El caso de Germán Doig fue de abusos sexuales seriales, por lo que se deduce de las crípticas revelaciones conocidas hasta el momento. Deberían llamarlo así, creo.

¿Van a insistir en que la renuncia de Luis Fernando Figari al cargo de superior general no tuvo nada que ver con la revelación de los abusos sexuales de Doig? ¿Están seguros de que en esta historia no existe por lo menos un mínimo de responsabilidad moral de Figari, quien ha sido mostrado siempre  -por él mismo y otros jerarcas del Sodalitium-  como alguien que es capaz de conocer y escanear el alma de las personas con apenas una mirada; y además, dicho sea de paso -y este dato no es menos importante-,  fue Luis Fernando quien le dio todo el poder que terminó detentando durante muchos años, hasta su muerte?

Finalmente. A raíz de este escándalo, ¿van a replantear la espiritualidad del Sodalitium, de las Siervas de Dios, o del MVC, estas dos últimas trazadas por el propio Germán? O sea, ¿habrá algún tipo de reingeniería interna? Pregunto esto último porque los Legionarios de Cristo, por ejemplo, están todavía en ese ejercicio a propósito de las fechorías de su fundador Marcial Maciel. No les parece bien a ellos, a los LC, que "su espiritualidad" haya sido diseñada por un pederasta y morfinómano, como fue en su caso.

Las fisuras provocadas en la organización a propósito del caso de Germán debería servir para enmendar todo aquello que empezó mal, porque hemos visto que la cosa terminó muy, muy mal. Lo que no mata, como me dijo un amigo, fortalece. Y debe servir para resurgir como algo mejor. Para que los errores no se repitan. Sin ocultar la verdad, ni encubrirla, que esa ha sido la práctica habitual de la iglesia, y que ha sido condenada incluso hasta por el actual papa. La verdad libera, aunque esta sea dolorosa, como ha sido en esta penosa revelación sobre los abusos de Germán, que no ha dejado de sorprenderme y estremecerme desde que me enteré de los hechos.

Pedro Salinas


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Pedro Salinas

Escribe habitualmente los domingos en La República. En Twitter se hace llamar @chapatucombi. Y no le gustan los chanchos que vuelan.


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La voz a ti debida

Un blog de Pedro Salinas.