#ElPerúQueQueremos

¿Día de la canción criolla?

Publicado: 2009-10-31

Hasta Juan Diego se disfraza el día de hoy. Encima lo hace de vaquero americano.

Hoy día me he levantado con la cara y el talante de monseñor Cipriani. Es más, si el día de hoy me animo a ir a alguna fiesta, hasta estoy pensando en disfrazarme de él, aunque no es sencillo encontrar disfraces de cuervo. En fin. A lo que iba. A la frase ciprianesca. Me parece una cojudez eso de celebrar el mismo día la Canción Criolla y Halloween. No sé qué piensan ustedes, pero a mí me parece que se trata de una competencia inútil y fácil de disociar. El Halloween es una fiesta laica y pagana, de las que le gustan a todo el mundo, menos a la iglesia, claro, (que, por cierto, no suele alegrarse cuando el resto se alegra), y en la que, además, a todos les da por disfrazarse y ponerse creativos. Y más importante que todo lo anterior: se trata de una fiesta universal. Bueno, por lo menos en Occidente. Así, uno entra el día de hoy a Google, por ejemplo, y las letras características de Google nos reciben con una calabaza, y no con la cara del Zambo Cavero. Uno prende la televisión, se pasea por la programación, y las películas tienen que ver con Halloween. La publicidad, en general, tiene que ver con Halloween, y no con Lucha Reyes ni con Chabuca Granda. Los niños se divierten más pidiendo golosinas con sus caras pintadas, que escuchando un disco de Felipe Pinglo. Y en ese plan. O sea, no hay manera de competir con Halloween. Y el día de la canción criolla, para quienes nos gusta la música vernácula y la jarana, es un día que, creo, debería celebrarse bien, como corresponde, sin distorsiones. Con su pisco, los amigos que tocan la guitarra y el cajón, cosas que evoquen peruanidad, y así, que ese es un día en el que se perdona y se justifica que nos pongamos particularmente patrioteros y chovinistas. ¿Pero competir con Halloween? No pues. Repito. Eso es una cojudez.

Disculpen que pontifique. Por lo demás, mucha autoridad moral no tengo, porque no soy muy asiduo de fiestas ni de salir de mi casa, pero, la verdad, es que ambas fiestas me parecen muy agradables, muy simpáticas y muy divertidas. Por eso, verlas en colisión todos los años, cuando se pueden separar tranquilamente, me parece algo así como un evento desafortunado. Y ello se puede arreglar si un gobierno inteligente decide darle otra fecha, que si es veraniega, mejor todavía, pues ello, me parece, le añadiría más alegría al asunto. Que no se les ocurra nomás hacerla el 24 de diciembre o el 1º de enero.


Escrito por

Pedro Salinas

Escribe habitualmente los domingos en La República. En Twitter se hace llamar @chapatucombi. Y no le gustan los chanchos que vuelan.


Publicado en

La voz a ti debida

Un blog de Pedro Salinas.