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Lujo asiático en Shangai

Publicado: 2010-04-30

Tomado de La Vanguardia.- Por David Jiménez (Enviado especial) | Shanghai.- Una combinación de rayos láser, fuegos artificiales y rascacielos iluminados ha alumbrado la noche de Shanghai y ha dado el pistoletazo de salida a una fiesta con la que China quiere exhibir una vez más su nueva posición entre las potencias del mundo. "Queremos que el mundo vea que China ha cambiado y es un lugar mejor", decía emocionada Liu Dan, abriéndose paso entre la multitud que se concentraba en el malecón de la ciudad para asistir al espectáculo que ha inaugurado oficialmente la Exposición Universal 2010, que también se podrá visitar desde internet.

La mayor y más cara exhibición jamás organizada empezó con una soporífera y afortunadamente breve ceremonia oficial a la que sólo asistieron en directo los líderes chinos y sus invitados. La velada mejoró con un espectáculo pirotécnico sobre el río Huangpu que da paso a la apertura este sábado de los pabellones de los 189 países participantes, repartidos en una explanada del tamaño de 1.000 campos de fútbol. "Las gentes del mundo asistirán a una exitosa, espléndida e inolvidable Exposición Universal", decía el presidente chino Hu Jintao al recorrer el recinto.

Ni la crisis ni el esplendor perdido de las Exposiciones Universales parece haber reducido los esfuerzos del mundo por impresionar a un pueblo que, con sus 1.300 millones de potenciales consumidores, se ha convertido en El Dorado del Este.

Los países participantes han traído hasta China algunas de sus obras de arte más destacadas, han competido por levantar los pabellones más originales y han programado conciertos y eventos diarios destinados a entretener sobre todo al público local. ¿Será suficiente para reavivar el concepto de la Exposición Universal, lejos de la grandeza de sus inicios en Londres o París?

Shanghai no ha escatimado esfuerzos en el intento. Ha gastado 32.000 millones de euros en la preparación, más que Pekín en la organización de los Juegos Olímpicos hace dos años. Las aceras han sido pavimentadas, las fachadas de los edificios pintadas y los jardines adornados. Se han construido carreteras, túneles y puentes, tres nuevas estaciones de metro y una terminal del aeropuerto. Sólo el Bund, donde los barrios moderno e histórico de Shanghai se alzan separados por el río Huangpu, ha sido remozado con un coste de 500 millones de euros.

El éxito, sin embargo, no está ni mucho menos garantizado. Los organizadores han prometido ofrecer lo mejor de cada rincón del mundo, pero todo indica que los visitantes que quieren verlo tendrán que armarse de paciencia.

Sistemas de seguridad desbordados

Los ensayos previos a la apertura, en los que sólo se utilizó una tercera parte de las 600.000 personas que tendrán acceso diario a la Expo, desbordaron los sistemas de seguridad, desesperaron a ciudadanos que tuvieron que esperar horas para entrar en los pabellones y mostraron la carencia de servicios básicos. "Los problemas han sido solucionados", dicen desde el Gobierno local. "Será la mejor Expo de la historia".

La aspiración última es aprovechar el creciente protagonismo de China para potenciar el papel de su capital financiera y levantar el alicaído concepto de organizar una exhibición de este tipo cada pocos años. La idea fue un éxito en su cita original, con la Gran Exhibición de Londres en 1851, se encontraba ya en clara decadencia cuando fue presentada en Sevilla en 1992 y no ha logrado remontar el vuelo en las últimas y olvidables ediciones. Los optimistas confían en Shanghai porque, aseguran, es la esencia de la universalidad: mezcla de Oriente y Occidente, ayer y mañana.

El Gobierno chino ha cuidado los detalles de forma obsesiva para asegurarse el éxito, limpiando la ciudad de mendigos, cubriendo con carteles publicitarios los barrios de chabolas y arrestando o poniendo bajo vigilancia a los ciudadanos de Shanghai que han tratado de mostrar públicamente su oposición al evento.

Los habitantes de la ciudad han sido instruidos para no caminar por la calle en pijama -una tradición local-, no escupir y no empujarse en las previsibles colas que les esperan. "Mejor Ciudad. Mejor Vida", es el lema elegido por Shanghai 2010.

"Ciudad Bajo Vigilancia. Vidas Vigiladas sería un eslogan más apropiado", dicen las organizaciones de Derechos Humanos, que denuncian la contradicción de pretender exhibir lo mejor del mundo en una dictadura que coarta las libertades como China. Las nuevas tecnologías, por ejemplo, están entre las protagonistas de la Expo. Pekín, sin embargo, censura Internet con más de 30.000 vigilantes cibernéticos.

Shanghai se presenta pues como la indiscutible ganadora de la Expo 2010 tras beneficiarse de una inversión que ha modernizado la ciudad, a menudo a costa de su importante legado histórico. Barrios antiguos han tenido que hacer sitio a construcciones modernas, carreteras y distritos comerciales en un concepto de desarrollo que pone en entredicho la urbanidad sostenible y el medioambiente, otras dos temáticas recurrentes de la Exposición Universal.

Nada de ello hará desistir a Ding Mingxiao en su intención de acudir a comprobar lo que el mundo quiere mostrar a una China decidida, más que nunca, a formar parte de él. "Se trata de una ocasión única de ver cosas de países que nunca podría visitar", decía este comerciante del mercado de tés de Tianshan. "No me lo perdería por nada".

España, que cuenta con un edificio gigante con una estructura externa de mimbre, ha construido un bebé gigante, Miguelito, que recibirá a los visitantes en una de sus salas.


Escrito por

Pedro Salinas

Escribe habitualmente los domingos en La República. En Twitter se hace llamar @chapatucombi. Y no le gustan los chanchos que vuelan.


Publicado en

La voz a ti debida

Un blog de Pedro Salinas.