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Capitán Cavernícola

Publicado: 2010-09-12

Tomado de Perú21.- Columna El ojo de Mordor, de Pedro Salinas.- Vergüenza. Oprobio. Indignación. Los decretos de Alan García, que permiten el archivamiento de juicios por crímenes de lesa humanidad, suscitan eso. Porque aspiran a la impunidad. Impunidad para limpiar las salvajadas del Grupo Colina, El Frontón, Accomarca, Cayara, Pucayacu, Comando RF, y etecé. Sí. De eso se trata. De impunidad flagrante, absoluta, total.

Se trata de una escandalera con reminiscencias montesinistas. Con algunas diferencias, claro. Cuando se amnistió en junio de 1995 a los homicidas de Colina -pese a la oposición de la valiente jueza Antonia Saquicuray-, también se liberó a presos políticos, como Jaime Salinas Sedó y los militares insurgentes del 13 de noviembre. De igual forma, se levantaron los cargos contra los oficiales Mauricio, Cisneros Vizquerra, Jarama, Parra, Ledesma, Mellet, a quienes se les inventó absurdos e insólitos cargos, como “ultraje a la nación”, “infidencia” o “insulto al superior”, cuando lo que habían hecho, cada quien por su lado, era criticar al felón de Hermoza o cuestionar el maquiavélico rol de Vladimiro Montesinos. Dicha amnistía, además, confundía deliberadamente “delitos políticos” con delitos comunes, con el pretexto de excarcelar a criminales que mancillaron el uniforme del ejército peruano.

Políticos de tecnopor, como Gilberto Siura, recordarán, salieron a los medios a justificar el despropósito, y a clamar para que “olvidemos los excesos”, para que seamos compasivos con Santiago Martin Rivas y sus secuaces, quienes sólo “pretendieron defender la democracia”.

Liberar a uniformados honorables, estaba muy bien, pero excarcelar al Grupo Colina fue más que un exceso. Ello produjo, en el acto, que Fujimori baje 8 puntos en las encuestas, pese a que en días previos decidió sumergirse en Las Huaringas para evitar la mala suerte.

Empero, ahora vemos que ocurre lo mismo. Que, como siempre, reculamos en el tiempo. Que Alan García y Alberto Fujimori, en materia de derechos humanos, simbolizan y encarnan prácticamente lo mismo. Que, “lo que el APRA ha hecho en estos cuatro años de mandato es mimetizarse no sólo con el discurso fujimorista, sino con la histórica derecha con la cual se enfrentó a lo largo de su historia”, como apunta Juan Carlos Tafur, en Diario16. Que, “la alianza de García con el fujimorismo va mucho más allá que un negocio de toma y daca de votos en el Congreso (…) (y) existe una auténtica simbiosis entre García y el fujimorismo”, como añade Fernando Rospigliosi en La República.

Liberar escuadrones de la muerte y genocidas. A eso ha decidido dedicarse el mandatario en sus últimos meses. A desdeñar las atrocidades. A taconear sobre las tumbas de las víctimas del abuso. A escupir sobre fosas comunes. A sincerar su esencia moral, política y canalla. El episodio de los decretos nunca debió producirse. Y su promulgación constituiría una burda afrenta a la democracia y a los derechos humanos.

Con todo, el ministro de Defensa y el mismísimo García han salido a decir que nica, que nones, que el decreto de marras, el 1097, no es aplicable a violadores de derechos humanos. ¿Ah, no? ¿Y entonces cómo explican que el ex jefe de la Dirección de Inteligencia del Ejército, Juan Rivera Lazo, solicite el sobreseimiento de su proceso judicial por la matanza de Barrios Altos? ¿O cómo debe interpretarse que, de acuerdo a información de Caretas, el propio Vladimiro Montesinos también habría pedido acogerse al 1097, ante el mismo tribunal al que se acogió Rivera Lazo? ¿Y lo de Mantilla y los ocho miembros del presunto Comando Rodrigo Franco, qué fue? ¿Pura coincidencia? ¿Acaso no es cierto que el dispositivo se aplicaría también a los principales sospechosos en el caso Mariella Barreto?

Y si quieren más indicios que advierten que lo que nos dicen Rafael Rey y Alan García no es como lo pintan, les cuento otra más. Señala César Nakazaki, abogado de la mitad de San Jorge, que la controvertida norma no favorecería a Fujimori o a Hermoza, como especularon algunos, porque, por ejemplo, en todos los casos de Fujimori “ya hay sentencia”. Pero “para los otros militares que defiendo, lo vamos a evaluar”. Así se lo dijo a un reportero de Diario16. Y si Nakazaki, un letrado astuto y cazurro, que se las sabe todas, sugiere que ve una ventanita de oportunidad en el decreto del gobierno, pues ello me dice a mí, y a ustedes, que aquí hay una segunda ley de amnistía, como ha dicho el perspicaz abogado Carlos Rivera. Una amnistía camuflada, escondida, caleta. Pues eso.


Escrito por

Pedro Salinas

Escribe habitualmente los domingos en La República. En Twitter se hace llamar @chapatucombi. Y no le gustan los chanchos que vuelan.


Publicado en

La voz a ti debida

Un blog de Pedro Salinas.