ya acabó su novela

Asqueados por A

Publicado: 2010-09-29

Tomado de La República.- Columna Observador, de Mirko Lauer.- El descubrimiento de que el primer envión se lo dio a Susana Villarán el sector A ha desatado en algunos medios una pequeña furia que nace de la decepción. Se reprocha a estos privilegiados haber dejado de ser un baluarte del privilegio, y se les acusa de opinar, y el domingo probablemente de votar, contra sus mejores intereses.

El primer intento de la extrema derecha de explicarse lo sucedido fue por el lado del racismo: los ricos peruanos padecen una degeneración genética producida por una endogamia, que produce, como en algunos animales, forma de ceguera. En este caso concreto formas políticas de ceguera y de pérdida del olfato.

Este tipo de argumento tiene pedigrí. Marcel Velásquez nos recuerda que para Manuel González Prada el sector A de la capital del país es donde “un presidente o virrey de medio pelo gobierna en una corte de libertos o manumisos encastados con franceses, alemanes, nipones, italianos, chinos, etcétera”, infibulando gérmenes patógenos varios a la nacionalidad.

En estos últimos días ha surgido en la extrema derecha una explicación parecida: el sector A no sufre de endogamia sino más bien de sangre nueva. Los fans privilegiados de Villarán serían una “desinhibida clase pseudo rica”, algo así como dinero surgido desde abajo por medios inconfesables, que por ello carece de resistencias ancestrales al izquierdismo.

Más allá de la tontería maligna que rezuman, estos reproches sugieren que la expresión sector A está perdiendo poder explicativo. Por decenios ha sido una cómoda abreviatura para referirse a una clase social, con la idea de que quienes comparten un parecido nivel de ingresos comparten también una visión común de lo social.

Es sabido que el concepto de clase social se refiere a bastante más que ingresos parecidos. Esto es mucho más evidente en un país con las brechas del nuestro. La expresión sector A puede contener a varios grupos de personas, aunque no todos ellos aparezcan representados en las páginas llamadas sociales de diarios y revistas.

Hubo un tiempo en que el sistema ABCDE era una taquigrafía útil también para definir ideología e inclinación política. Ahora que hay A de izquierda y D/E de derecha, las cosas cambian. ¿Veremos surgir categorías como “A tradicional” y “A emergente” en las encuestas? Aunque por el momento parece que los dos han mostrado parecidas inclinaciones electorales.

La cosa merece investigación, pues el sector A es conocido por apoyar al ganador al comienzo y luego volteársele por el camino para buscar a otro ganador. De modo que otro eje de división encuestal podría ser entre “A temprano”, “A intermedio” y “A tardío”. Una vez que se haya determinado de qué A social (en degeneración o en emergencia) se trata, por supuesto.


Escrito por

Pedro Salinas

Escribe habitualmente los domingos en La República. En Twitter se hace llamar @chapatucombi. Y no le gustan los chanchos que vuelan.


Publicado en

La voz a ti debida

Un blog de Pedro Salinas.