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Enemigos de la prensa

Publicado: 2010-10-31

Tomado de Perú21.- Columna El ojo de Mordor, de Pedro Salinas.- Ocurre cada cierto tiempo. Y, aunque siempre es inquietante, no es necesariamente un mal síntoma. Al contrario. Habla bien de cierta prensa. Me refiero a las bravuconadas y los alardes matonescos de algunos políticos, quienes, así como algunos sueñan con ovejas, ellos sueñan con una prensa aborregada, sin reflejos, atontada. Y anhelan que todas las unidades de investigación de los medios más independientes, así como los espacios periodísticos rebeldones, sean dirigidos por el clon de Mónica Zevallos. Porque, es obvio, lo que desean es una prensa suavecita. Indulgente. Acaramelada. Empalagosa como un suspiro limeño. Y no exagero, créanme.

Algunos periodistas ya son así, por cierto. Pero, vamos, son los áulicos de toda la vida. Los que sienten maripositas en la barriga cuando el poder les manda un beso volado. O les da una palmadita en el hombro. O les obsequia un cheque. O un aviso. O se asustan porque el presidente se molestó. O se hacen pis porque un congresista amenaza con leyes para intimidar. O se hacen pós porque adivinan el pensamiento del dueño, y prefieren autocensurarse antes que divulgar algo que podría disgustar a su empleador. O qué sé yo. Porque los hay para todos los gustos y colores. A la izquierda y a la derecha. Y, claro, en el mero centro, haciendo equilibrismo, que esa es otra.

Como sea. Lo cierto es que, cuando tenemos políticos tratando de meter miedo a la prensa, elucubrando proyectos de ley o demandas judiciales que aspiran a restringir la libertad de expresión, lanzando epítetos para desprestigiar a periodistas que solo hacen bien su trabajo, pues ello significa que el odio sigue suelto por las escaleras y hasta en los ascensores, y que las conspiraciones maniobreras contra la prensa se han gatillado. Y aceitado, también.

Ahora, es verdad que la capacidad que tiene un medio o un periodista para hacer el mal, puede ser devastadora. Que la prensa muchas veces se equivoca. Que, otras tantas, no es lo rigurosa que debía ser. Que hay mucho narciso de tinta. Que algunos en este oficio hacen del periodismo un poder arbitrario. Que, por la prisa, o la mala baba, se maltratan honras. Que a los periodistas les disgusta que le pidan cuentas. Que la mediocridad surfea en no pocas redacciones. Que los excesos en la divulgación de audios ilegales pueden afectar la vida privada de los políticos. Y así. Y que justamente por todas estas razones, e infinitas más, hay quienes piensan, como decía Balzac, que si la prensa no existiera habría que procurar NO inventarla.

Pues les cuento que, pese a ello, en ninguno de esos casos, se justifican los proyectos mordaza, los intentos de censura previa, o los vetos solapados. Y menos en aquellos que defienden los Menchola y los Bedoya, que siempre pululan por ahí, y que, con el pretexto de proteger las comunicaciones privadas, quieren zamparle una gutapercha en la boca a la prensa. Porque cuando ocurren situaciones como las que comentamos, cada medio asume la responsabilidad de lo que propala y enfrenta las consecuencias y sus riesgos. “Ese es el marco de la libertad de expresión que debe ser defendido”, como ha remarcado Ricardo Uceda en estas páginas. Y, señores, para eso no hace falta ninguna ley. Con las que tenemos, suficiente. Basta y sobra, si no quedó claro.

En consecuencia, cuando escucho a esta fauna de personajillos, con ánimos atarantadores, que quieren supeditar el interés público o el derecho de la información que tiene el ciudadano ante noticias que merecen ser reveladas, con la excusa de cautelar “la privacidad”, percibo que lo que hay en el fondo no se trata de una motivación filantrópica, sino de un impulso atávico por sembrar cortapisas para mantenernos en la oscuridad.

La esencia del periodismo es buscar la verdad y contarla. Incluso pagando por información valiosa. Incluso divulgando material obtenido de manera subrepticia. Mientras que la noticia se ciña a la verdad y sea de interés público, está cumpliendo con su deber.

Finalmente, la sentencia aberrante en el caso del ‘bloguero’ Godoy no hace sino fomentar el despropósito de políticos malencarados, que, relamiéndose los bigotes, quieren silenciar y acosar al periodismo, porque en este no ven un instrumento de la democracia y la libertad, sino a un enemigo al cual hay que neutralizar. Y, de ser posible, demoler.


Escrito por

Pedro Salinas

Escribe habitualmente los domingos en La República. En Twitter se hace llamar @chapatucombi. Y no le gustan los chanchos que vuelan.


Publicado en

La voz a ti debida

Un blog de Pedro Salinas.