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Tres perlas de una joya judicial

Publicado: 2010-11-28

Tomado de La República.- Por José Ugaz.- Resolviendo una denuncia planteada por un ex ministro fujimorista y congresista del gobierno anterior, conocido por su afición a querellar sin éxito a cuanto periodista lo menciona, una jueza de Lima ha condenado al informador José Alejandro Godoy por un supuesto delito de difamación. Según la jueza, Godoy habría lesionado la dignidad y buena reputación del querellante al recordar desde su blog que este es una “joya política de la década recordado por tres perlas”: su involucramiento en delitos aduaneros, la gestión de intereses propios siendo autoridad y su relación impropia con el prófugo Crousillat cuando fue ministro.

Para ella, los calificativos de “joya” y “perla” son difamatorios porque desmerecen cualidades y virtudes del querellante, se refieren a hechos ya juzgados y utilizan calificativos. En realidad, la verdadera joya –de bisutería–, gracias a las perlas de fantasía que la adornan, es la sentencia.

Perla 1: la doctrina y la ley son uniformes en señalar que los personajes de interés público –y vaya si el denunciante lo es– tienen una menor protección al honor debido a que la opinión pública tiene derecho a fiscalizarlos y criticarlos, que de eso se trata la democracia, al punto que la jurisprudencia nacional, internacional y supranacional han señalado que deben tolerar incluso alusiones que resulten aflictivas e hirientes. En ese sentido, las referencias a estas personas no son actos de desmerecimiento ni afectan su dignidad si cumplen tres condiciones: que el aludido sea persona de interés público, que el informador no haya actuado con menosprecio a la verdad (principio de veracidad) y que la información no sea manifiestamente grosera o injuriante (principio de proporcionalidad).

Godoy, como reconoce la sentencia, demostró que actuó con sujeción al principio de veracidad al limitarse a reproducir notas publicadas en otros medios, lo que en doctrina penal se conoce como “reporte fiel”. Hasta donde sabemos, “joya” y “perlas” son términos alegóricos que coloquialmente se usan para afirmar que personas o hechos destacan por alguna razón (buena o mala). Aun cuando se hubiera apelado al diminutivo “joyita” o al aumentativo “joyón”, que en la riqueza del español denotan la particular singularidad de una persona o un hecho, es absurdo sostener que son calificativos denigrantes o injuriantes, menos aún si se refieren a personas o hechos de interés público.

Perla 2: el que la nota periodística se refiera a hechos ya archivados, que incluso sean Cosa Juzgada, no impide su publicación y/o referencia. Ya antes el condenado Fernando Zevallos (Zevallos vs Lúcar) y el propio denunciante en varias querellas contra El Comercio apelaron a este argumento, el mismo que fue desestimado categóricamente por las cortes. La Cosa Juzgada o Cosa Decidida solo es oponible en un proceso judicial, no en el ámbito de la información, pues uno puede no estar de acuerdo con un fallo o una decisión fiscal y decirlo públicamente, al amparo del art. 139 inc. 20 de la Constitución.

Perla 3: sostener que al informar no se pueden usar calificativos es inaceptable. ¿Alguien se imagina una crítica política, artística o deportiva que no use calificativos? La información no solo implica reproducción de datos, también consiste en la expresión de valoraciones del informador sobre los hechos o personas, lo que comúnmente se denomina opinión, que es un derecho fundamental que integra el derecho a la libertad de expresión. De prosperar este sinsentido, están notificados los analistas políticos, caricaturistas, críticos de arte, periodistas deportivos, etc.

Solo queda esperar que, como corresponde, el tribunal que revise esta sentencia corrija esta pieza única de la joyería artesanal peruana en defensa de la libertad de expresión y del honor de la propia magistratura.


Escrito por

Pedro Salinas

Escribe habitualmente los domingos en La República. En Twitter se hace llamar @chapatucombi. Y no le gustan los chanchos que vuelan.


Publicado en

La voz a ti debida

Un blog de Pedro Salinas.