Tomado de Perú21.- Columna de Fritz Du Bois.- Es evidente que los asesores de campaña que tiene Humala han leído a Lenin y le están recomendando que no escatime promesa u ofrecimiento, regalándose abiertamente a todos, con tal de llegar al poder y ser elegido mandatario.

Así tenemos que –salvo con los fujimoristas– están conversando con todo el resto de agrupaciones. Para empezar, es imposible que tengan afinidad ideológica con todos los partidos, por lo tanto, sería un mercado persa de intercambio de favores lo que se estaría gestando.

Más aun, en ese potencial Casbah andino, Humala ofrecerá –a cambio de recibir apoyo electoral– el garantizarle impunidad en un caso, el mantener vigencia política en el otro y en todos ellos puestos públicos para sus partidarios. También aprovechará a su favor la sed de venganza de algunos contra su contrincante así como la obsesión de otros por mantener figuración. Incluso, tendrá también el apoyo de los deportados por los rompimientos que, sin duda, se darán en varios partidos que han fracasado.

Sin embargo, después del 5 de junio, si Humala es el ganador, se acabará la necesidad de vender ilusión y se retornará a la escalofriante realidad de un gobierno que repetirá los desastres de Velasco y de García 'el Malo’, ya que buscarían la equidad hacia abajo, es decir, empobreciendo a todos los peruanos, excepto claro está, a los que participan del régimen y a sus funcionarios.

En realidad es muy poco creíble el repentino cambio que habría tenido Humala ya que hace solo noventa días presentó su plan de gobierno que es claramente de corte chavista. Pero ahora busca negarlo hablando incluso de descartarlo y presentar otro programa, intentando con ello dar la impresión de haber visto la luz, lo que lo ha reconvertido a la moderación y al mercado. Ni San Pablo camino a Damasco se convirtió tan rápido.

Lamentablemente, no tengo duda alguna de que nos está engañando. Basta ver su lista de parlamentarios para llegar a la conclusión –en el acto– de que su gobierno no puede ser moderado. Para lograrlo tendría que despedir a toda su bancada y aliarse para gobernar con otros partidos en el Congreso. Es totalmente absurdo que hace solo cuatro días haya presentado a sus candidatos radicales al electorado para luego dese-charlos antes de que se inicie su mandato. Consideramos más bien que los que sin duda serán rápidamente descartados serán sus nuevos y breves aliados.