#ElPerúQueQueremos

Y la alegría nadie me la supo enseñar

Publicado: 2011-05-30

Tomado de Diario16.- Columna de Rosa María Palacios.- Se acaba. Ya solo quedan días para conocer un resultado definitivo que hoy resulta impredecible.  No sabemos quién será Presidente y, lo que es peor, no sabemos cómo actuará quien quiera que lo sea. Si hay una palabra que resume esta etapa de la campaña, es esa: incertidumbre. Y ésta produce, inevitablemente, temor, desconfianza y crispación entre los votantes. ¿Quién no ha tenido que callar su voto para evitar un incidente familiar o amical? ¿Quién no ha tenido que intervenir para reclamar modales, tolerancia y respeto mutuo? Muy pocos, creo. Hoy el voto se susurra, mientras no se sepa qué terreno se está pisando.

De otro lado, la necesidad irresistible de predecir el futuro que tenemos los humanos ha forzado a miles a tomar posiciones públicas, organizar marchas, firmar comunicados y mostrar rechazo a una u otra candidatura. Sin embargo, lo que destaca es que estas manifestaciones se han expresado básicamente por un NO. Tal vez me equivoque, pero no conozco ninguna manifestación por un SÍ alegre y comprometido. Solo ataques, no bienvenidas. Descartar a uno, sí, pero no abrir los brazos al otro. 50% del país no quiere a estos candidatos pero ésta obligado a elegir entre ellos y lo expresan así, como lo dijo MVLL: “sin alegría y con muchos temores”.

Desde los candidatos y sus estrategas: ¿Dónde están en estas campañas las promesas de prosperidad, armonía nacional, paz y decencia? ¿Dónde el reconocimiento del otro peruano como valioso? ¿O al menos la celebración de lo peruano como nuevo, bello, distinto? ¿Y la música, la juventud, la fiesta? No hay un solo spot que recoja la alegría de un pueblo celebrando el cambio democrático de sus gobernantes. Lo que tenemos es a dos candidatos dadivosos que regalan como Papa Noel de pobres: una chambita, un bono chiquito, un subsidio, una protección. Ningún horizonte, apenas limosnas.

¿Dónde están las seguridades que ofrecen los candidatos?  Como he dicho antes, las objeciones morales a la candidatura de Fujimori son insalvables. No solo porque representa, como dijo Cotler, lo más repulsivo (desde el latrocinio hasta el asesinato) de la historia peruana, sino que forma parte del mismo proyecto político, que de forma improvisada (lean su Plan si no me creen) busca entregarle la Presidencia a una joven que no ha trabajado nunca fuera del Estado y que no tiene más experiencia política que ser la obediente “hija de”. No, no creo en dinastías en una República.

Del otro lado, las objeciones a los planteamientos económicos y políticos de Humala no son moco de pavo. Para cualquiera que conozca el funcionamiento del Estado y el mercado, su primer plan es aterrador. He invertido (algunos dicen que obsesivamente) mucho tiempo en su estudio y crítica. Por ello me alegró su cambio y lo celebré, pero la evidente falta de consensos entre sus voceros no permite saber qué es lo que realmente piensan hacer, de llegar al poder. Un viraje al centro le anticipa a Humala perder media bancada, aunque podría recuperarse con la ayuda de la bancada de Perú Posible. No lo sabemos. Esa es la incertidumbre, además de la de un chavismo agazapado que busque la perpetuidad en el poder que, paradoja, ya sufrimos con Fujimori.

Escribo antes del debate y preparándome para verlo. No espero mucho. Ojala me equivoque. Lo que he recordado en estos días son los versos de ‘Tristitia’, del poeta Valdelomar: “mi padre era callado y mi madre era triste, y la alegría nadie me la supo enseñar”.


Escrito por

Pedro Salinas

Escribe habitualmente los domingos en La República. En Twitter se hace llamar @chapatucombi. Y no le gustan los chanchos que vuelan.


Publicado en

La voz a ti debida

Un blog de Pedro Salinas.