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Carta a los fieles católicos

Publicado: 2013-02-15

Tomado del blog En un mundo Hush, por Ricardo Milla:

Estimados hermanos:

El lunes desperté temprano –como nunca- y encendí la televisión. Pongo el noticiero. Una imagen del Santo Padre. Una renuncia.

Con mi novia nos quedamos más que sorprendidos. Cojudos, en buen castellano. El papa renunciaba.

Minutos después, entré al Twitter a revisar mi TL y ver las opiniones de las personas que sigo. El Twitter resulta un espacio de transparencia irónica. Burlas al papa de todo tipo no se hicieron esperar [hasta yo mismo hice varias]. Pero hay una delgada línea entre la burla y la falta de respeto.

Mi conversión oficial al catolicismo se dio en el año 2002. Diez años de católico oficial no es mucho tiempo, pero sí bastante para darse cuenta de muchas cosas.

Ingresé al Movimiento de Vida Cristiana, movimiento eclesial para fieles laicos del Sodalitium Cristianae Vitae. Mi participación en el MVC fue intensa y ardua. Era conocido. Me recorría los diversos centros pastorales. Ayudaba en las misas acolitando. Era animador de agrupaciones. Catequista en confirmaciones. Etcétera.

Para fines del 2004 conversé con el entonces superior regional del SCV Germán McKenzie –ahora exsodálite- quien me recomendó que fuera mejor que no haga “promesas” de aspirante a sodálite. Ahora, casi 9 años después, le estoy agradecido por tal consejo. Un profesor de filosofía de la PUCP me dijo: “De la que te salvaste”. Ciertamente, de la que me salvé.

Mis años posteriores (del 2005 al 2009) no fueron tanto agradables en el MVC ni en el SCV. Quizá lo que diga no sea bien tomado por mis hermanos emevecistas, pero creo que en vistas a los que pasa actualmente en la Iglesia sea pertinente verter mi experiencia en el fuero público virtual.

Recuerdo que iba a la librería Crisol del Óvalo Gutiérrez en Miraflores para leer el libro de Pedro Salinas “Mateo Diez” [ahora tengo un ejemplar que el mismo autor autografió y regaló a este fiel]. El primer comentario que había recibido de este libro, cuando recién salió, de parte de un sacerdote sodálite fue: “¡Es una pornografía mental!”. Bueno hubiese sido una pornografía. Pero era un libro muy divertido. Muy gráfico. Comprendí por qué no dejaban leerlo a los agrupados [así se les llama a los miembros del MVC que están en agrupaciones: agrupados; simple, ¿no creen?]. El libro no solo exponía la retrógrada formación religiosa de los sodálites sino deslizaba sutilmente el fascismo nada solapado de sus líderes.

Eso leía en 2005. Pero mi alejamiento del fascismo religioso es posterior. Recién hará dos años atrás.

En ese mismo año ingresé a estudiar filosofía a la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima, más conocida como “La santoto”. Quería estudiar teología y llegar a ser ordenado sacerdote. El sueño se me fue rápido. Para el 2006 ya no deseaba ingresar al Sodalicio ni ser sacerdote. Me di cuenta, a través de la lectura de Aristóteles, Descartes, Kant, Hegel, Nietzsche, Heidegger, etc. que algo no andaba bien en el pensamiento del sodalicio. A mis 15 años había leído casi todo los libros del fundador Luis Fernando Figari. Pero a mis 20 años, Figari parecía un mono de circo a comparación de los filósofos. Los libros de Figari están llenos de giros lingüísticos incomprensibles, lejos del habla cotidiana, además de carecer de originalidad y profundidad intelectual [ok, uno que otro tiene alguna originalidad, pero la mayoría no es más que una repetición de lo mismo].

Mi experiencia con Figari fue la normal. Nos inculcaban que él era EL fundador, el receptáculo del Espíritu Santo, que era un santo en vida. Claro. El santo “verdadero” era Germán Doig, hasta que se supo lo que se sabe. Si no lo saben, googleen. Ambos, Figari y el difunto Germán Doig, eran las figuras, los modelos, el paradigma a seguir. Ahora, los dos, han desaparecido del imaginario sodálite.

Me fui percatando a lo largo de esos años que Figari hacía las veces de un líder mítico, a la manera en que lo fue Hitler, Mussolini o Franco. Pero a mí eso no me molestaba. Admiraba a esos líderes por su trabajo económico en sus países [obvio que no los admiraba por genocidas]. Sin embargo, me fui dando cuenta, poco a poco, en el camino de mis estudios en filosofía, especialmente cuando ingresé a estudiar a la Universidad Católica, lo pernicioso que podía ser una ideología fascista.

El fascismo desembocado en genocidio es solo lo superficial de una corriente de este calibre. El fascismo no es una corriente política, con organizaciones en cooperativas y discursos altivos. El fascismo es el modelo metafísico por excelencia. El capitalismo también es fascismo. En el momento en que un líder se convierte en una idea y esa idea en una verdad, una verdad única, entonces se vuelve en lo más violento que se puede imaginar. Una cosa es Auschwitz y Los Cabitos, otra es vivir sin poder pensar por ti mismo. Una es morir, la otra vivir sin vida.

Figari nunca ha sido un genocida. No lo es. Pero no permite que los miembros de su familia espiritual piensen por sí mismos. Curioso, muy curioso. ¿Por qué? Porque los sodálites que conocí al principio eran intelectuales, personas sobre salientes en sus conocimientos de teología, filosofía e historia. Tenían una capacidad única de argumentación y discusión. Eso me cautivó. Aunque el paso de los años me fue mostrando que eran solo una excepción. Esos intelectuales eran lumbreras en una masa amorfa de mediocres.

A medida que mi intelecto se iba nutriendo de la formación en filosofía, me fui dando cuenta de lo mediocre y cortos de mente que podían ser no solo los agrupados emevecistas sino también los sodálites. [Como anécdota, estaba yo el carro de un sodálite, él manejaba, era de noche, pasamos por una calle abarrotada de jóvenes que se dirigían a una fiesta. La expresión del sodálite en su cara era casi la misma que Caifás ante Jesús. Era un escándalo que las chicas salgan en esas ropas tan cortas a la calle, peor aún yendo a un lugar mundano como una discoteca –a mí me enseñaron en el MVC que ir a discotecas era pecado. El sodálite solo atinó a decir “son unas putas”. Yo me exalté y le pregunté por qué. “Porque se visten como putas, no como la virgen María”. En ese momento me di cuenta que algo muy podrido se cocía hacía tiempo en el Sodalicio. Ese sodálite sigue siéndolo y vive en Arequipa.]

Entre el 2007 y el 2008 fui expulsado de dos centros pastorales del MVC. Solo unos cuantos sodálites me apoyaron y trataron de defenderme, pero los emevecistas pudieron más. El secretario del superior regional me dijo “el MVC no es de los sodálites, no puedo hacer nada”. Me reuní varias veces con este sodálite. Le di mis pareceres, mis experiencias, le conté lo abstruso que podían ser las mentes de los agrupados, el fanatismo y el fariseísmo de gueto de los miembros de los cepés [nomenclatura plural de centros pastorales]. Él escuchaba atento y preocupado.

Mi teoría era simple: Las enseñanzas del fundador bajaban de nivel en nivel hasta llegar al encargado de centro y este los repartía entre los agrupados; las enseñanzas terminaban siendo distorsionadas. Algo así como jugar al teléfono malogrado o la teoría de Plotino sobre la Idea de Bien y su degradación en la materia. Mi teoría contenía un error sustancial. El problema no estaba en el proceso de distorsión, sino en que el mensaje era por sí mismo distorsionado. La enseñanza base de “los nuestros son los puros” y “ellos son los mundanos pecadores” venía del mismo Figari.

Yo me alejé del MVC. Aún lo frecuento. Aún me siento parte de la familia sodálite. Por ello, me da mucha pena lo que pasa ahora en el SCV.

Después de la noticia de Murguia [quien sigue siendo mi amigo] y de la noticia de Germán nada fue lo mismo en el SCV.

Los agrupados son ciegos que no quieren ver. El alejamiento de Figari como figura pública en el Sodalitium lo atribuyen a un estado de salud deteriorado, a una tristeza ante la noticia de Germán o, incluso, a una humildad santa para dejar de ser ese líder mítico. Cualquiera de estas excusas es un sucedáneo para no ver la realidad.

Figari por alguna razón ha sido desplazado. Por algo [tengo mis sospechas casi confirmadas], por algo han retirado las fotos del fundador de todo centro pastoral, por algo han dejado de vender sus libros, por algo. A pesar de ello, al lado de Moroni –nuevo superior general del SCV- aparece Figari. ¿Por qué?

Una verdad última, única, de la cual nada más se puede decir, es la consigna del Sodalicio. Si tienes alguna objeción con la doctrina de Figari, si te atreves si quiera a cuestionar la forma de vida y estilo sodálite, entonces eres ignorado, eres marginado y viene acompañado de la frase “pobre, está en el hoyo, es un mundano”. Aquellos que se dicen seguidores de Jesús, de ese judío que se juntaba con prostitutas, ladrones, estafadores y asesinos, que anunció que ellos entrarían al Reino de los Cielos antes que los puros [los fariseos], no son capaces de salir al encuentro del pecador, porque ese está el hoyo, porque es un mundano, porque no se viste correctamente, porque lee a Nietzsche, porque fuma marihuana, porque tiene amigos homosexuales, porque no condena a quienes no son católicos.

El emevecista promedio, fariseo en el fondo, no es capaz de acercarse al pecador de a pie [como quien escribe esta carta]. El emevecista es, lastimosamente, generalidad en la Iglesia.

La renuncia de nuestro bien amado papa es muestra de una crisis interna que los católicos más reacios no quieren aceptar. Así es. Los emevecistas se hacen los locos, exaltan al papa renunciante y gritan a los cuatro vientos que la Iglesia está bien, que anda bien. Pero no. La Iglesia no está bien, no anda bien.

Si los católicos no aceptamos que podemos ser lo peor que puede haber [cf. Santa Teresa de Liseux, Historia de un alma], entonces sentirnos los puros, la lumbrera de la humanidad, los salvos, los que tenemos la verdad y somos jueces de todo aquel que no siga los mandatos que imparte el Vaticano seguirá siendo el pan de cada día que está destruyendo más y más a la Iglesia. De este modo, lo que Benedicto XVI anunció, que seremos una Iglesia de catacumbas como en los primeros siglos, se hará realidad, una triste y dolorosa realidad. En nuestras manos está cambiar ese futuro.

Elevo mis oraciones ante el creador por el futuro de nuestra Santa Iglesia.

Ricardo Milla

Miembro de la Iglesia Católica

Chacarilla del Estanque, 14 de febrero de 2013, segundo día de Cuaresma

PD. Espero que esta carta sea bien recibida ante mis hermanos en la fe, que lo tomen como una crítica de quien sigue viviendo y viendo los errores y horrores de la Iglesia, y no lo vean ni sientan como un ataque.

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Escrito por

Pedro Salinas

Escribe habitualmente los domingos en La República. En Twitter se hace llamar @chapatucombi. Y no le gustan los chanchos que vuelan.


Publicado en

La voz a ti debida

Un blog de Pedro Salinas.