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Kevin Spacey interpretando a Frank Underwood

House of cards

Publicado: 2013-08-25

Definitivamente, los mejores guionistas abandonaron el cine para instalarse en la televisión. No en la peruana, está claro, sino en la británica, en la israelí, en la danesa. Y en la norteamericana, por cierto. Cualquier tópico es bueno para estos escritores. Lo que cuenta al final es el modo como cuentan sus historias. El tema es apenas un pretexto. Dramas. Comedias. O thrillers, como House of cards, la serie que lanzó Netflix en febrero.

“La serie es un catálogo de personajes que pretende retratar a la humanidad en todas sus formas”, comenta Beau Willimon (Los idus de marzo), su creador. Yalgo de eso hay, es verdad. Pero, sobre todo, House of cards es una historia que gira en torno al poder político. Su personaje principal, Frank Underwood, es un diputado norteamericano, representante de Carolina del Sur, coordinador de la bancada demócrata, cuya ambición no conoce límites y utiliza a las personas como pañuelos desechables, o las pulveriza con desdén. “Después de veintidós años en el Congreso, ya sé en qué dirección sopla el viento. Mi trabajo consiste en limpiar las tuberías y dejar que corra la mierda. Pero no seré siempre el gasfitero”, dice Underwood en sus líneas iniciales, apenas arranca la primera temporada.

Robin Wright interpretando a Claire Underwood

Su esposa, Claire, quien es algo así como el rostro enigmático y bello y sofisticado de la codicia, se rige bajo los mismos códigos inclementes de Frank, como si hubiese firmado un pacto de sangre con él, y tampoco se detendrá ante nada con tal de alcanzar sus propósitos. Su vida es como un oxímoron. Trabaja en una oficina que ofrece ayuda a países tercermundistas, pero en lo personal lo que prevalece es su ansia de poder.

El guión tiene el ritmo de una película de suspense, sin dejar de lado el humor. Eso sí, les advierto, se trata de un humor negro, cáustico, retorcido. Kevin Spacey, quien interpreta magistralmente al maquiavélico e intrigante Francis Underwood, le da, además, un toque especial al personaje. Sus mejores frases y reflexiones personales las dispara mirando directamente a la cámara, haciéndonos a los telespectadores cómplices de sus fechorías, o depositarios de sus más íntimas e inescrupulosas confesiones. Estas son algunas de ellas. “Si quieres poder y liderazgo, a veces tienes que actuar como un sinvergüenza”. “De todas las cosas a las que le tengo respeto, las reglas no están entre ellas”. “No es casualidad que la palabra ‘urna’ se use en política y en las funerarias”. “Un político no es más que un filósofo sin remordimientos”. “Yo no uso a la gente a menos que luego pueda deshacerme de ella”. “El final de un político llega cuando empieza a tener principios”. “Esto es política: oportunidades aprovechadas y oportunidades perdidas”. “Solo toma diez segundos aplastar las ambiciones de un hombre; yo tengo que cuidar y proteger las mías”. “En política es habitual confundir vocación con ambición”. “Elige bien a tus amigos, pero mejor a tus enemigos”. “Estar en lo más alto implica, a veces, aprender a agachar la cabeza”. “Cuando los políticos aspiran a mucho es normal que el resto se quede sin aire”.

Bueno. Algo de eso encarna Underwood, quien nos enrostra en la cara una realidad despiadada y cruel, en la que hablar de políticos corruptos es casi, casi una redundancia.

En fin. House of cards es la adaptación de una miniserie inglesa creada en 1990 por Andrew Davies y basada en la novela de Michael Dobbs. Y nada. Si algo tiene esta serie es que nos introduce en los entresijos de la política sombría, aquella que aspira a salirse siempre con la suya, y a la que uno termina odiando con un odio sin fisuras, porque nos muestra la forma como resuelven las cosas estas hienas de saco y corbata, con la mejor de sus sonrisas, en Washington o en Lima.

Como anota David Fincher, uno de los directores y productores de House of cards: “Es una visión realista del mundo. No es una lección sobre cómo comportarse, no da cucharadas de azúcar a la audiencia como las películas de Capra. Existe gente que hace este tipo de cosas constantemente. Es una mirada tras la cortina”. Pues eso. Véanla.


Tomado del semanario Hildebrandt en sus trece. Columna Divina comedia


Escrito por

Pedro Salinas

Escribe habitualmente los domingos en La República. En Twitter se hace llamar @chapatucombi. Y no le gustan los chanchos que vuelan.


Publicado en

La voz a ti debida

Un blog de Pedro Salinas.