#ElPerúQueQueremos

Los profetas del Armagedón

Publicado: 2014-02-11

Si le hiciésemos caso a los empresarios y a sus historias antojadizas y estereotipadas, qué creen, el Perú con Humala no solo es que está al borde del abismo, sino que además está a punto de ser destruido por Godzilla; o está ad portas de enfrentar un apocalipsis zombi; o está bajo la amenaza de un virus que eliminará ipso facto a todos los habitantes del Perú y balnearios; o peor todavía: el calentamiento global nos caerá con todo indefectiblemente el día de mañana; o la profecía maya se nos viene a los peruanos con algo de retraso, pero que se nos viene con todo, se nos viene; o como en la película Armagedón, un asteroide está al borde de aplastarnos a todos los pobladores de esta comarca; o algo así.

Y es que vivimos en los tiempos de marear la perdiz y no llamar a las cosas por su nombre. Porque a ver. Si lo que querían decir estos señores era que el presidente Humala no debió entrometerse en la discusión sobre la concentración de medios, pues para eso bastaba una línea y se iba a entender muy bien, créanme. Y muchos íbamos a estar de acuerdo. Pero toda la parafernalia discursiva que acompañaba esa idea, cómo se los digo, está demás. Sobra. Es superflua. Ofende la inteligencia.

Y ese es el problema, creo. Escribir comunicados con un vaso de whisky en la mano. O sin ideas, que es peor. Pues todo eso de “el perú está primero”, “dejemos de lado hechos que afectan al país”, o aquello de que se “está afectando la confianza empresarial”, o “alterando el clima de inversiones”, y encima se está “poniendo en riesgo lo avanzado y generando una sensación de discordia”, o qué sé yo, además de propiciarse la “división entre peruanos”, parece sacado del libreto de una comedia involuntaria.

Ustedes me van a perdonar, pero muchas de esas reivindicaciones o frases que auguran infortunios, planteadas en otro momento o circunstancia, podrían haber resultado, no lo dudo, legítimas. Pero si el propósito en esta ocasión era advertir, alarmar, azuzar, meter miedo, espolear, conmover, dramatizar, o sabe dios, en torno a la controversia de la “concentración de medios”, pues el tiro les salió por la culata. Porque nadie se la creyó. Y en lugar de mostrarse como un empresariado que dice cosas sensatas en momentos difíciles, en esta oportunidad se revelaron como una entidad arrogante que pretende zanjar los debates al guerrazo y con “actitud de gamonal”, como anotó en estas mismas páginas Augusto Álvarez Rodrich.

Por primera vez se están discutiendo abiertamente un par de temas gravitantes sobre los cuales es importante dilucidar y construir una solución. A saber: cómo evitar la concentración de medios en el Perú, y cómo caminar hacia un mejoramiento de la calidad de la educación superior. Ninguno de los dos me parece moco de pavo, les cuento. Y hasta donde recuerdo, nunca antes habíanestado de una manera tan patente en boca de todos.

El otro día, sin ir más lejos, Luis Agois, gerente general del Grupo Epensa, acaba de señalar que sería positivo que en ese debate que promueve el Consejo de la Prensa Peruana y el Instituto Prensa y Sociedad, con participación de la sociedad civil (sobre la concentración de medios), se pueda llegar a un acuerdo de autorregulación, el cual “debe ser absolutamente transparente”. “Espero que el debate funcione y dios quiera que lleguemos a acuerdos transparentes y nadie se entrometa para llegar a esos acuerdos”, añadió Agois.

Ese debe ser el espíritu, digo. Como seres limitados e ignorantes, necesitamos de la confrontación de teorías contrapuestas para progresar. La duda, el interrogante y el talante abierto a la crítica son condiciones esenciales para el desarrollo que tanto le preocupa al empresariado.


Tomado de La República. Columna El ojo de Mordor


Escrito por

Pedro Salinas

Escribe habitualmente los domingos en La República. En Twitter se hace llamar @chapatucombi. Y no le gustan los chanchos que vuelan.


Publicado en

La voz a ti debida

Un blog de Pedro Salinas.