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peter tomka, magistrado eslovaco de la haya

Tenga la bondad de irse a la cresta

Publicado: 2014-02-14

Fueron dos horas y dos minutos en que no se oyó otra cosa. Solo su voz. Una voz cadenciosa y reposada que alimentaba la solemnidad dramática que parecía respirarse en la sala de justicia holandesa, en la que Peter Tomka, de calva reluciente, mirada estrábica, frente arrugada, y ataviado con una toga color verde petróleo y un pañuelo de encaje a manera de babero, iba haciendo un recuento abundante y concienzudo de hechos y fechas.

Al frente, en primera fila, Allan Wagner, Joselo García Belaunde, y el resto de la delegación peruana escuchaba con cara de circunstancia el relato profuso del juez. La sala albergaría a unas 130 personas, vestidas elegantemente, y quetambién seguían con atención al magistrado eslovaco, quien, de tanto en tanto, tragaba apresuradamente agua de un vaso, mientras que otro de los togados escarbaba discretamente una de sus fosas nasales, y la jueza de pelo corto aguaitaba algo en su llamativa tableta escarlata.

Tuve la suerte de escuchar el fallo en la cabina de radio Exitosa al lado de Rosa María Palacios, quien, por cierto, había desplegado sobre la mesa una decena de libros y tratados, abiertos en páginas clave. Digo que fui afortunado de presenciar la sentencia junto a ella porque cada vez que Tomka se sonaba lanariz (de una manera muy profesional, hay que subrayar) o se detenía en un asunto capital, Rosa María me daba algunas pistas y derroteros sobre cómo iba construyéndose el raciocinio del dictamen, y me iba traduciendo algunos tecnicismos.

Hasta que finalmente nos enteramos de lo que Tomka llamó una “solución equitativa”. Y como ha ocurrido con otros fallos anteriores de la Corte, el sabor ha sido agridulce tanto para Perú como para Chile. La sensación que ha quedado en ambos países es que hemos ganado y perdido cosas. Pero haciendo las sumas y restas, lo más importante es que se han zanjado límites sin pérdidas para el Perú, aunque las expectativas para Tacna han sido canceladas para siempre.

Como sea. “Es una apuesta por la paz y una mirada hacia el futuro”, como le dijo Allan Wagner al presidente Humala. Pero claro. Lo que era un caso de delimitación marítima, algunas autoridades políticas chilenas han tratado de convertirlo en uno de delimitación terrestre, pese a que Peter Tomka lo explicitó claramente el pasado lunes 27. Porque a ver. Todo lo que tiene que ver con la delimitación terrestre está referido al Tratado de 1929 y a las sesiones de la Comisión Demarcadora de Límites que funcionó en 1929 y 1930. Y eso ya está cerrado, oleado y sacramentado.

Pero no. La angurria de algunos halconcitos chilenos, que no llegan a cernícalo, se ha expresado en bravatas, en arrebatos intempestivos, en declaraciones insolentes, además de impertinentes y descaradas. Fastidia mucho, obviamente, que lo hayan dicho casi al unísono el mandatario Sebastián Piñera, la presidenta electa Michelle Bachelet, así como el canciller actual y el que asume en marzo. Porque manifestado a coro no parece error involuntario, sino política de Estado. Y berrinche insufrible, si me permiten agregar.

Ahora, me van a perdonar, pero al que no puedo soportar ni un instante, por las arcadas que me produce verlo, es al ex presidente y senador Eduardo Frei. Detesto de él su tonito infeliz. Su xenofobia. Su talante antiperuano. Sus generalizaciones idiotas, y me refiero a aquellas en las que lanza frases desafortunadas, procaces y malsonantes, como si todos los peruanos fuésemoschovinistas. O nacionalistas. O una manga de reclamones eternos. O de subnormales, que también.

¿Y saben una cosa? A Piñera, Bachelet y los cancilleres de marras puedo perdonarles sus pretensiones majaderas si se quedan callados, y en el silencio, como políticos responsables que deben ser en estos momentos, piensan, junto al Perú, en una solución creativa para hacer algo simpático y simbólico en esas casicuatro hectáreas de tierra, respetando, eso sí, la soberanía peruana.

Pero a Frei, qué quieren que les diga. A Frei, después de haberlo visto comportarse como un irresponsable conductor borracho, o algo así, lo único que se me ocurre decirle es: “Hágame un favor, y tenga la bondad de irse a la cresta, senador”. No sé si quedó claro.


Tomado de La República. Columna El ojo de Mordor.


Escrito por

Pedro Salinas

Escribe habitualmente los domingos en La República. En Twitter se hace llamar @chapatucombi. Y no le gustan los chanchos que vuelan.


Publicado en

La voz a ti debida

Un blog de Pedro Salinas.