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El vientre

Publicado: 2014-02-17

Me lo encontré de casualidad en Madame Tusán. Él estaba como siempre. Con su espíritu zen y su buena vibra y su innato talante afable. Y con Charo, su inseparable mujer. Me refiero a Gianfranco Brero, claro. Aquel actor de raza que dio vida a Saúl Faúndez, ese personaje literario con tinta en las venas y que escribía en El Clamor, creado por el escritor chileno Alberto Fuguet, y que Pancho Lombardi llevó espléndidamente a la pantalla gigante; y que le permitió ganar a Brero varios reconocimientos internacionales. Fue difícil sostener un diálogo con Gianfranco, la verdad, porque en el chifa de Gastón estaban celebrando no sé qué cosa china y había unos enormes dragones de colores estridentes que se desplazaban entre los dos pisos del local, atrayendo la atención de los comensales, al ritmo de unos tambores atronadores y desenfrenados.

Así que ahí me tienen, ensordecido, rodeado de dragones, acompañado de mi hija Macarena y su amiga Marianita, tratando de conversar con Gianfranco Brero, esperando los arroces chaufas, el tipakay, el chijaukay y las limonadas frozen, y después del hola qué tal y qué rica la comida, y como se llame lo que estaban festejando en el chifa, me dice el actor que no puedo perderme la película El vientre, del director Daniel Rodríguez Risco. Que se trata de un thriller psicológico buenazo. Que no puedo dejar de verla. Que el cine peruano está en su mejor momento. Y así.

En fin. Y luego del chau, chau, cuídate mucho, suerte, buen viento y buena caza, y demás, Macarena me pregunta quién era. “Uno de los mejores actores del Perú”, le respondo. Y Macarena, “¿en serio?”. Y cuándo no, aparece uno de los dragones, el de color amarillo, para más señas, a interrumpir nuestra conversación.

Lo cierto es que, cosas de la vida, a los pocos días me topé de casualidad con Daniel Rodríguez, el director de la película, en una reunión. Y lo invité a mi programa de radio para conversar sobre el filme. Acudió con Mayella Lloclla, la chica de la barriga. “Lo que ella quiere está dentro de ti”, reza la frase de intriga acuñada en los afiches promocionales. Y ojo que no se trata del bebé de Rosemary, si no quedó claro, sino el de Mayella, es decir. Porque la historia gira en torno a Mercedes (Mayella Lloclla), una joven huérfana que deja de trabajar en un camal para irse a hacer las labores de limpieza a casa de Silvia (Vanessa Saba), quien vive en una casona antigua de vieja solera, ubicada en las afueras de Lima. Aunque, si me preguntan, en El vientre de Rodríguez se vislumbra un clima que evoca la película de Roman Polanski.

foto: cinencuentro.com

Pero bueno. A lo que iba. Daniel me cuenta en la radio lo que tuvo que afrontar para realizar la peli; la sangre, sudor y lágrimas derramadas; el tiempo transcurrido desde que la concibió, cómo la escribió a cuatro manos con su hermano, y los respectivos sobresaltos y satisfacciones que le acompañaron; y todo lo que significa sacar adelante un largometraje en el Perú, que no es moco de pavo, adivinarán.

Al final de la conversación, me obsequió generosamente un par de entradas para el avant premiere. Ah, y una camiseta negra que cada vez que me la pongo parece hacerle publicidad a la abultada panza que me ha crecido últimamente porque he dejado de nadar y de boxear. Aunque esto último no viene al caso en lo que quería contar.

Como sea. De modo que, fui a verla. A la sala 2 del Cinemark del Open Plaza, que estaba abarrotada. Y me gustó, qué quieren que les diga. Se trata, si no me equivoco, de la primera película de suspenso que veo en el cine nacional. Con varios guiños a Alfred Hitchcock, que no mencionaré para que no me acusen de spoiler. Ahora bien, algo les voy a adelantar. Imagínense que siempre he visto a Vanessa Saba como una de las actrices más guapas del país, además de talentosa, por cierto. Pero en esta ocasión, por dios, no pasó eso. En esta ocasión, decía, Vanessa Saba intimida. Produce aprensión. Inspira miedo. Un miedo acechante y atenazador. Al punto que me hizo saltar un par de veces de mi butaca. Véanla.


Tomado de La República. Columna El ojo de Mordor.


Escrito por

Pedro Salinas

Escribe habitualmente los domingos en La República. En Twitter se hace llamar @chapatucombi. Y no le gustan los chanchos que vuelan.


Publicado en

La voz a ti debida

Un blog de Pedro Salinas.