ya acabó su novela

foto: la república

Jason y los tontonautas

Publicado: 2014-03-04

No sé ustedes. Pero en la columna de Jason Day publicada en estas mismas páginas, y que ha suscitado las iras incontenibles de algunos católicos malencarados, lo que se relata es una situación rara, envuelta en un clima intrigante, donde un desconcertado niño advierte una contingencia que le incomoda, de la cual quiere escapar como una exhalación, y que tiene como escenario la sacristía de un templo ubicado en Camacho, al cual ha sido conducido por un cura sodálite, que trata de retenerlo mediante juegos y gestos que pretenden ganar su confianza. Todo ello sucede durante los preparativos para la primera comunión del chico. Pues eso.

El ambiente descrito parece extraído de la película La duda, en la que Philip Seymour Hoffman, Meryl Streep y Amy Adams destacan por sus convincentes actuaciones. Y en la que el padre Flynn, un sacerdote que llega a una iglesia del Bronx, luego de haber sido trasladado inexplicablemente a tres diferentes parroquias en un lapso de cinco años, mantiene una proximidad con un púber estudiante afroamericano, que gatilla las suspicacias de la hermana Aloysius (Meryl Streep) y de la guapa hermana James (Amy Adams). Nunca veremos en el filme una cosa ilícita o impropia o perversa por parte del párroco Flynn.

Solamente la intuimos a través de las miradas de las hermanas Aloysius y James.

Bueno. Eso es lo que expresa Day en su testimonio. Un momento que pudo ser de riesgo. O no. He leído y escuchado todo lo que le han berreado algunos miembros del Sodalitium, como si hubiesen sido poseídos por un arrebato de histeria colectiva. O algo así. Mentiroso. Farsante. Pro aborto. Activista gay. Actor fracasado y de medio pelo. Falto de cerebro. Y en ese plan.

Lo curioso es que este embate huracanado de epítetos inflamados, lanzados a diestro y siniestro, con ánimo despectivo e hiriente, no se lo han vomitado aquellos trolls que pululan por las redes sociales, y que no son sino energúmenos que se escudan en el anonimato. No. Se lo han endilgado conspicuos dirigentes de dicha organización religiosa, que protesta y amenaza con juicios, como si se tratase de una institución impoluta, acrisolada, virginal.

Así, lo conminan a Jason Day a dar el nombre del clérigo “que trató de abusarlo”. Y le exigen “que presente pruebas”. “No se atreve a nombrar al sacerdote porque ha inventado la historia”, chilla uno de ellos, quien explicita que su propósito es “que quede absolutamente deshonrado”.

Erwin Scheuch, vocero del Sodalicio, le dice a Buenos Días Perú: “No sé por qué hoy, después de veinte años, lo viene a hacer (a contar este episodio, se refiere). Cuando hay acusaciones inconsistentes, nosotros no respondemos”. Lo cierto es que cuando hay de las consistentes, tampoco lo hacen. Digo. Porque a ver. Para poner un ejemplo: En el blog Las líneas torcidas, del ex sodálite Martín Scheuch, hermano mayor de Erwin, se han propalado cosas bastante serias. Y graves. Incluso han aparecido señalamientos que acusan a un nuevo pederasta salido de las filas del Sodalitium. Que no es Daniel Murguía. Ni Germán Doig. Y en ese caso, no he visto al movimiento fundado por Luis Fernando Figari plantarle cara al tema.

Lo que no deja de sorprenderme es el doble discurso del catolicismo. Por un lado, los últimos dos papas nos recitan machaconamente que lo más importante es cuidar de las víctimas y castigar a los autores de estos crímenes. Sin embargo, a la primera de bastos, la reacción es feroz, pues está claro que lo más relevante no son los damnificados, sino la imagen, la reputación, el qué dirán. En el caso de la narración de Day, no hay un asunto de abuso sexual, pero ¿y si lo hubiese sido? ¿La contestación habría sido la misma?

Jason Day no menciona al cura, supongo porque no recuerda su nombre, y porque no era necesario. La narración describe simplemente una circunstancia de posible peligro. Punto. De repente el sacerdote era únicamente un tipo demasiado juguetón y demasiado afectuoso. De repente. Pero una alarma se le prendió al chiquillo aquella vez, y veinte años después, con los escandalosos casos de pederastia clerical que se conocen, el ahora actor y activista decidió romper su silencio. Para que otros se atrevan.

Tomada de La República. Columna El ojo de Mordor


Escrito por

Pedro Salinas

Escribe habitualmente los domingos en La República. En Twitter se hace llamar @chapatucombi. Y no le gustan los chanchos que vuelan.


Publicado en

La voz a ti debida

Un blog de Pedro Salinas.