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Voldemort y el gordito

Publicado: 2014-07-06

“Es una guía para matar”, dice Voldemort con su voz cavernosa. Para aniquilar “criaturas”, se entiende. O sea, niños, nasciturus, inocentes, y así. De otra parte, su gonfalonero sodálite, el arzobispo de Piura, el gordito Eguren, desliza que el gobierno de Humala ha aprobado “la primera norma abortista en el país”. Y bueno. Lo demás ya lo sabes. O lo has leído. O debes haberlo escuchado por ahí. Fueron apareciendo, un día sí y el otro también, los conservadores y fundamentalistas de siempre, esos que dicen defender la vida, una vida que debe ser regulada –según ellos- por los representantes de dios en la Tierra, que son, ya adivinas, Voldemort y el gordito de Piura. No solo aparecieron ellos, digo, sino el resto de mortífagos ataviados de negro que pululan por ahí.

Porque así son estos. Te dicen qué hacer con tu vida, con tu cuerpo y con tu sexo, y lo que debes hacer en la cama, y lo que no. Porque quiénes son los ciudadanos o los gobiernos de un país para decidir lo que está bien y lo que está mal. Porque tu vida, escúchalo bien, so pedazo de candelejón, tu vida no es tuya, sino de dios. Bueno. En realidad es de dios y de sus representantes. Y a ver si te quedó claro. Tu vida es de dios, de Voldemort y del gordito sodálite, es decir. Y de sus mortífagos, que también. Porque ellos son los que saben interpretar a dios, y tú no. Porque ellos encarnan lo sagrado, y tú no. Y si tú no crees en dios, no importa, porque dios, a pesar de tu escepticismo, tu agnosticismo, tu ateísmo, tu alpinchismo, o lo que sea, dios sí existe para ellos, y eso es más que suficiente. No sé si me explico. Porque ellos, aunque dicen que no tienen sexo, saben más de sexo que tú. Porque ellos, aun cuando no entiendas la lógica de este rosario de sinsentidos, tienen fe, y esa fe, te cuento, es la que le da significación a lo que no estás comprendiendo. ¿Capici?

Y ay de ti, te advierto, si se te ocurre poner en duda lo que dicen Voldemort y el gordito. Porque de inmediato te condenarán a la Gehena, como hicieron con la ministra Midori de Habich. O te menospreciarán, desconociéndote y negando tu nombre, como hicieron con los ministros Figallo y Omonte, que ahora se llaman “el Tal” y “la Otra”. O te dirán mataniños. Herodes. Abortista. O algo así.

Quiero decir con todo esto que, Voldemort y el gordito son terribles. Y no les entran balas. Porque si por ellos fuera, olvídate, estaríamos regresando a los tiempos de la Edad Media, cuando las cosas eran más claras para los oscurantistas; cuando, para más señas, eran los dueños de los fósforos, y decidían a quién echar a la hoguera y a quién no; y a quién torturar o a quién amenazar. Empero, como las cosas han cambiado un poquito desde entonces, ahora se mueven con las mismas ideas, tratando de instalarlas en la sociedad como han hecho siempre, pero desde las posibilidades que les ofrece la democracia.

Más todavía. En estas materias religiosas, nuestro país es particularmente generoso. Porque en el Perú del Señor de los Milagros y sus cinco santos, qué les puedo decir, el Perú no solo no es laico, sino que nuestros políticos le tienen un respeto desmedido e incondicional y reverencial a la iglesia católica y a sus autoridades. Tal cual. Por no decir que le tienen aprensión, mieditis, pavor. Porque nuestros políticos -casi todos- son, frente a la iglesia, una panda de pusilánimes y de cobardes. Que exhiben un temor atávico, que se les nota en el cuerpo y en la mirada y en sus palabras. De lo contrario, no se explica cómo hasta la fecha nadie haya sido capaz de enfrentar a Voldemort. O a su gordito. O a sus mortífagos. Y de pararlos en seco. ¿De qué manera? Exigiendo el recorte de privilegios del que goza, por ejemplo.

Porque si otra fuera la historia, como ha escrito Juan Carlos Tafur en Exitosa: “Si (Voldemort) quiere hacer del retorno al medioevo una cruzada institucional o personal, pues que lo haga con la suya”.


Tomado de La República. Columna El Ojo de Mordor.


Escrito por

Pedro Salinas

Escribe habitualmente los domingos en La República. En Twitter se hace llamar @chapatucombi. Y no le gustan los chanchos que vuelan.


Publicado en

La voz a ti debida

Un blog de Pedro Salinas.