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Ruanda

Publicado: 2014-07-21

Pues nada. Que estaba pensando escribir sobre algún tema político local, a la par que una agresiva gripe daba sus últimos manotazos de ahogado en mi cabeza y en mi garganta, y en esas me topo con un corto de esos que te quitan el aliento. Ruanda, cien días de horror, se llama el estremecedor documental de Alfons Rodríguez y Nacho Carretero, que rememora en quince minutos los últimos cien días de conflicto en la Ruanda de 1994 y que terminó en un genocidio perpetrado por hutus contra tutsis.

El corto de Rodríguez y Carretero comienza con la imagen de una radio portátil de la que emanan declaraciones violentas de León Mugesera, miembro del Poder Hutu, en 1993, en las que trata de “cucarachas” a los tutsis.

La guerra civil en Ruanda duró cuatro años. Pero entre el 7 de abril y el 15 de julio de 1994, miles de milicianos hutus tomaron las calles de este país africano para exterminar a sus compatriotas tutsis. En cien días asesinaron a 800 mil. Es decir, 330 tutsis fueron asesinados cada hora. Cinco por minuto, o sea.

Uno de los testimonios más escalofriantes es el de Euginie Nyirakimuzanye, de 47 años, superviviente de la matanza de Nyamata, quien luce como un muerto viviente. Una cicatriz enorme divide y afea su frente. Se trata de la huella de un machetazo. Euginie habla como un alma en pena. Como si le costara respirar. O existir. Lo primero que le escucho decir es: “Salí viva de la iglesia donde mataron a cuatro hijos míos, pero iba cubierta de sangre, parecía una muerta. Encontré a mi marido y a mis otros dos hijos en una casa. Días después llegaron las milicias y los mataron. Perdí a toda mi familia”.

Luego de ella, aparece Juliette Mukakabanda, de 49 años. Juliette es una tutsi que sobrevivió a la matanza de Murambi, donde 27 mil personas fueron encerradas en una escuela para ser asesinadas. Acribilladas y rematadas con machetes grandes y afilados. Hoy, los cuerpos de las víctimas de esa masacre se exhiben embalsamados.

“Vi a mi marido y a mis tres hijos tirados en el suelo. Era la primera vez que veía un cadáver. Les veía con los ojos abiertos y pensaba que estaban vivos. Trataba de despertarlos, les movía. Pero vi la sangre por todas partes, y al final comprendí. Solo yo y mi bebé sobrevivimos”, relata Juliette.

También hay testimonios de tutsis, de esos que te ponen la carne de gallina. Israel Duzingizimana, de 50 años, fue concejal del ayuntamiento de Nyabisindu, en 1994. Y participó en matanzas. Disparó contra un grupo de trescientos tutsis. “Los tutsis habían sido declarados enemigos de la nación. Había que exterminarlos, destruir sus propiedades y comernos sus vacas. Vi cosas terribles. A algunos tutsis les hacían cavar su propia tumba y los enterraban vivos. O les quemaban la casa con ellos adentro. O les golpeaban con machetes. Conozco a una mujer hutu casada con un tutsi a la que obligaron a comerse a sus hijos”, narra el hutu, describiendo lo que parece ser un coto de caza, y no un país.

En julio de 1994, el Frente Patriótico Ruandés (FPR) de los tutsis tomó el control definitivo sobre Kigali, la capital. Cientos de miles de hutus fueron asesinados como represalia. Y el gobierno juzgó a los implicados mediante las “gacacas” (juicios populares ruandeses). Se estima que 1,7 millones de personas participaron directa o indirectamente en el genocidio. Y Ruanda trató forzosamente de volver a la paz. Hoy por hoy, oficialmente no existen ni tutsis ni hutus. Pero claro. En la realidad los tutsis tienen copados los principales puestos de control y tienen sometidos a los otrora represores hutus, a quienes marginan y maltratan.

Más todavía. No se reconoce que el FPR asesinó a miles y miles de hutus durante y después del genocidio. Decir esto es un delito en Ruanda, el cual se paga con la vida.

Otro testimonio dice: “Le obligaron a beber la sangre de su madre y a comerse los órganos sexuales de ella antes de matarla”. Y al terminar de observar el documental, no hago sino concluir para mis adentros que en esa parte de África no hay reconciliación posible, pues el ciclo hutus contra tutsis sigue su curso.

Tomado de La República. Columna El ojo de Mordor.


Escrito por

Pedro Salinas

Escribe habitualmente los domingos en La República. En Twitter se hace llamar @chapatucombi. Y no le gustan los chanchos que vuelan.


Publicado en

La voz a ti debida

Un blog de Pedro Salinas.