Estaba cantado. Y es el outsider “perfecto”,además. Antiaprista. Antifujimorista. Es el revés de la moneda. El alpinchista. El antipartido. El que no cree en nadie. El pragmático. El que pone orden eimpone autoridad. Me refiero a Daniel Urresti, evidentemente.

“Ellos (Nadine y Ollanta, en ese orden) han aceptado y empezaré como soldado raso. Comenzaré de cero. Veremos en estos meses previos (a la inscripción de candidatos al Congreso y a la presidencia) y veremos de acuerdo a eso a dónde se llega”, dijo ayer en canal 2.

Por lo pronto, sabemos que este jueves se inscribirá como militante del Partido Nacionalista Peruano (PNP). Y a partir de ahí, ya saben, tendrá derecho a participar en los comicios internos de la agrupación política de Nadine.

Según El Comercio, que revisó los estatutos del nacionalismo político, “no se requiere un mínimo de antigüedad de militancia para pretender la candidatura a un cargo político de elecciónpopular”. 

Y hasta donde se sabe, hacia septiembre, se hará la convocatoria para las elecciones internas del Partido Nacionalista de cara al 2016.

Para entonces, uno de los aspirantes principales y con más posibilidades de ganar esas internas será Daniel Urresti, sin duda. De hecho, es la figura que necesitaban, porque con Abugattás, Ana Jara o Marisol Espinoza no iban a llegar a ningún lado.

Urresti, quien dejó el cargo de ministro del Interior con 44% de aprobación, será, por cierto, un “jalador”. Y quizás, hasta algo más que eso. Políticamente hablando, digamos, sería uno de los mejores movimientos del nacionalismo, caracterizado usualmente por sus pasos tórpidos y erráticos.

Así las cosas, el tuitero más rápido del Oeste, está a punto de meter la cuchara en el suflé, para convertirse en el político más tronante de las próximas elecciones, y, como el camello del evangelio, tratará de pasar por el ojo de una aguja. Y créanme que podría hacerlo con éxito.

Ahora, ¿eso es bueno o malo? ¿Que alguien pare a Alan, no es bueno? ¿Y que alguien haga lo propio con Keiko, no es mejor todavía? Pues sí, aunque dependiendo de quién. Y aquí el “quién” es, lamentablemente, Urresti.

Porque a ver si nos entendemos. Si esta es la terna de fuerza para el 2016, estamos ante la horca, la silla eléctrica y lainyección letal. Pues seamos realistas. La candidatura de Urresti es más que posible. Es real. Está ocurriendo. Por lo que no me sorprendería que en una próxima encuesta de Ipsos o GFK, aparezca en un lugar expectante.

Y es que es así. Vivir en el Perú es como estar metido en una de esas insufribles canciones de reguetón. En medio de dilemas políticos que saben a indigestión.


[imagen de cabecera: Caricatura de Andrés Edery]