Exsacerdote mexicano Alberto Athié:

 

“Si cae Figari, caerá solo, sin sus encubridores”

 

Alberto Athié (Ciudad de México, 1954) renunció al sacerdocio a inicios del 2000 obligado por las circunstancias. Y tuvo que ver con su empeño por denunciar los abusos sexuales de Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo. Athié es quien escucha el testimonio de Juan Manuel Fernández Amenábar, ex legionario y exfundador de la Universidad Anáhuac, que ofrece las primeras luces para armar el rompecabezas en torno a la vida oculta del poderoso sacerdote mexicano, protegido abiertamente por Juan Pablo II. A partir de ahí, Athié se convierte en uno de los activistas más incansables y tenaces en ventilar las verdades eclipsadas deliberadamente por la iglesia católica.

En esta entrevista, a poquísimas horas de la visita del papa Francisco a México, Athié opina sobre este acontecimiento y sobre el Caso Figari, el cual, nos confiesa, ha venido siguiendo con mucha atención. “La pederastia clerical sigue vigente en el mundo con Francisco”, señaló al ser preguntado por la llegada del primado católico a su país. Estas fueron sus declaraciones para La Mula:

 

¿Qué expectativas tiene ante la visita del papa Francisco a México?

En estos casi tres años de pontificado se ha dado lo que he denominado “la curva ascendente” de su papado. Es decir, el predominio de las formas, de los gestos, de las palabras, de los mensajes. Esta ha sido realmente vertiginosa. Creo que, como ningún otro papa, se ha posicionado en poco tiempo en los escenarios internacionales. Parece un papa brillante, abierto, comprensivo de tantas causas y de tantas cosas, que uno dice ¡guau!... La visita del papa a México va a ser un éxito, porque los mexicanos somos muy sensibles, muy devocionales, muy emotivos. Viene un papa latinoamericano,hablándonos de la Virgen de Guadalupe y todo eso. Nos va a ganar y nos lo vamos a ganar como ningún otro pueblo.

 

¿Definiría al pontífice católico como un papa político, de gestos populistas y sumamente efectistas? Porque a ver. Hasta el momento lo que se percibe, siendo objetivos, es una incongruencia entre su prédica y la práctica de la institución.

Efectivamente. A esa “curva ascendente” le sigue en paralelo “la curva descendente”, que genera enormes tensiones y hasta contradicciones brutales entre lo que dice y lo que realmente está sucediendo en términos de decisiones, para que esos discursos se concreten en pastorales, en documentos y en acciones formales. En ese sentido, te diría que el papa - particularmente en el caso de la pederastia (clerical)- es tal vez el que mejor expresa la tensión entre sus discursos maravillosos que califican a los pederastas como “antropófagos” que celebran “misas negras”, que exhortan “cero tolerancia” a la pederastia, que anuncian la creación de una comisión pontificia y un tribunal para juzgar a los encubridores. En la realidad, la pederastia sigue vigente delante de él, en laSanta Sede, envuelta en una especie de silencio aterrador.

 

¿Sabe si el papa va a recibir en México a las víctimas de abusos sexuales?

Hasta ahorita, no. El mensaje es que no va a ser posible ese encuentro. Las razones no se han dado públicamente, pero obviamente creemos que se debe a que es un tema espinoso. Y cada vez lo será más, precisamente porque no se hacen los cambios que deberían hacerse para terminar con este mecanismo mundial de protección de pederastas a través de obispos, de congregaciones, o de autoridades locales.

 

¿Conoce el caso de los abusos sexuales de Luis Fernando Figari, fundador del Sodalicio de Vida Cristiana, una organización religiosa católica peruana?

Lo he seguido a través de los medios. Y sé de tu valiente investigación, de tu libro (con la colaboración de Paola Ugaz), que aún no he tenido la posibilidad de leerlo directamente, pero sí he leído resúmenes y he escuchado y visto entrevistas que me han permitido entender mejor el fenómeno. Me parece tan similar a otros casos en el mundo, incluyendo el de México, el de Los Legionarios de Cristo.

 

¿Qué parecidos encuentra entre el caso Figari y el caso Maciel?

Hay que advertir antes que nada el sentido de estas instituciones: nacidas aparentemente como organizaciones muy leales, profundamente leales, a la autoridad del papa, a su doctrina, a su mensaje, a su política pública. En el caso particular de Maciel, el proceso creció vertiginosamente durante el papado de Juan Pablo II, en la época de la “Nueva Evangelización”. Por un lado, había esta máscara de profunda fidelidad al papa, de ortodoxia, de lealtad a la Iglesia. Allí hay un punto de encuentro.

 

En términos de perfiles personales, de lo que ha podido observar del caso peruano y de lo que conoce de Marcial Maciel, ¿qué similitudes encuentra?

Hacia adentro, la existencia de un comportamiento sectario (como el que ustedes han descrito en Mitad monjes, mitad soldados), sobre el cual el exlegionario John Paul Lennon ha realizado un estudio muy interesante, que recomiendo. (El comportamiento sectario) consiste en ir encerrando a las personas en un mundo en el que los referentes son internos. Van eliminando cualquier otro referente exterior: las familias, los padres, los amigos. Y van creando un mundo interno como si fuese el único, el auténtico y verdadero. Y luego se manifiesta todo un proceso de sometimiento que incluye obviamente la violencia, una tendencia a someter violentamente y a despersonalizar a los miembros.

 

Está definiendo prácticamente lo que sucedió con el Sodalicio en el Perú. La verdad es que no sé si está describiendo a los Legionarios o al Sodalicio. Si me preguntan, creo que esa descripción le calza perfectamente al Sodalicio. Es curioso que la pederastia clerical prenda de una manera tan fuerte en movimientos de carácter conservador, como fue, por ejemplo, en el caso de los legionarios, o como fue en el caso del Sodalicio de Vida Cristiana o como fue en el caso del sacerdote chileno Fernando Karadima, quien si bien es cierto no fundó un movimiento, pues era un cura de parroquia, sí tenía un grupo representativo de jóvenes seguidores. Los símiles que existen entre Maciel, Figari y Karadima son sorprendentes.

 

Sorprendentes, y convergen. Porque junto con el sometimiento de tipo sectario y la pérdida de referentes externos y los procesos de despersonalización, también está el sometimiento sexual. Pues el sometimiento sexual forma parte del modelo sectario de comportamiento.

 

¿Eso no tiene que ver más bien con el diseño de la organización, que suele ser vertical, autoritario, totalitario, en el cual una sola persona detenta todo el poder y encima se rinde culto a su figura como si se tratase de un semidiós?

 

Exactamente. Ese es otro elemento que asemeja a estos movimientos. El culto a una personalidad que es divinizada y sacralizada, que encarna en su persona la autoridad de dios.

 

A la luz de lo que ha visto en todos estos arduos años de defender los derechos humanos de las víctimas de abusos sexuales por parte de pederastas religiosos,¿augura algún tipo de sanción en el caso del peruano Luis Fernando Figari?Porque los casos de Maciel y Karadima no fueron muy ‘modélicos’, digamos.

 

Muy buena pregunta. Todos estos casos implican complicidades hacia arriba. Este modelo no es un modelo incrustado o infiltrado en la organización, ajeno a ella, como se quiso hacer creer en el caso Maciel, al que presentaron como un hecho aislado, como que de repente Maciel se les metió por la ventana a los legionarios y estos de pronto se encontraron con un gran monstruo. Y en el momento en que “lo descubren”, al sacarlo de la casa dicen: “La casa está nuevamente en orden”. Es falso ese modelo de comprensión del caso Maciel. El caso Maciel no se puede entender sin su organización. Él crea una organización que somete y utiliza para dos fines. Uno, que es aparentemente muy valioso: educativo, misionero, que incide en las necesidades de la sociedad, y busca captar a jóvenes para Dios…

 

…un fin apostólico y evangelizador, como diría el papa.

Exacto. Pero, por otro lado, hay un modelo brutalmente inhumano y antievangélico, en el que las personas son sometidas a un régimen de despersonalización, de manipulación sexual, en el que los militantes son sometidos a un mecanismo de obediencia férrea. El problema aquí tiene que ver con que este “modelo” le es atractivo a la institución católica, precisamente porque encuentra personas que cuidan a la iglesia, que le son leales a sus autoridades, y que están dispuestas a cuidar la imagen de la institución y de sus jerarcas a cualquier precio.

 

Estamos hablando además, todo hay que decirlo, de instituciones que son máquinas de hacer dinero, de hacer negocios…

Absolutamente.

 

Los legionarios eran –y siguen siendo- eso, y el Sodalicio también va por el mismo camino.

Exactamente. Te quiero recordar las palabras del cardenal Ratzinger cuando un obispo amigo mío, don Carlos Talavera, le entregó la carta que le escribí contándole la necesidad que había de abrir el caso del padre Maciel por los casos (de abusos sexuales) que yo conocía. La respuesta es clarísima: “Monseñor, lo lamento muchísimo, pero el caso del padre Maciel no se puede abrir, porque es una persona muy querida del santo padre Juan Pablo II, y ha hecho mucho bien a la Iglesia. Lo lamento, no es prudente abrir el caso”.

 

Qué fuerte… 

Es muy fuerte. El punto clave es comprender el beneficio que ofrecen estos grupos para la institución católica. Ofrecen beneficios importantes, por lo que prefieren no tocarlos… hasta que no queda otra. La “reforma” de Los Legionarios de Cristo nunca fue una reforma de fondo. Nunca se habló de suspender a la Legión. Ni siquiera se tocó a los cómplices directos del padre Maciel y que estaban en la cúpula de la misma congregación.

 

Tampoco ocurrió eso en el caso Karadima. Ni es algo que se mencione de refilón, dicho sea de paso, en el caso peruano.

Exactamente. Son organizaciones que le sirven a la institución con recursos, con vocaciones. El papa Francisco, con mucha tranquilidad, ha nombrado en cargos claves, por ejemplo, a obispos que han sido cómplices de Karadima, porque le son leales.

 

¿Estamos hablando del obispo Juan Barros?

Exactamente. Me refiero al obispo de Osorno, en Chile. Además, el papa llegó a descalificar a quienes lo cuestionaban llamándolos ‘comunistas’, ‘zurdos’.

 

Bueno. Esa es otra característica de estos grupos. Su vena antimarxista, antiprogresista, que a la iglesia de Juan Pablo II y de Benedicto XVI les fue muy conveniente.

Absolutamente. El padre Maciel le sirvió al papa Juan Pablo II para que su geopolítica este-oeste sea aplicada en América Latina, donde el gran enemigo de la iglesia católica era el comunismo infiltrado a través de la Teología de la Liberación y de las comunidades eclesiales de base.

 

Volviendo al Perú, ¿qué cree que va a pasar con Luis Fernando Figari desde la óptica de su experiencia?

Lo van a tratar de mantener lo más que puedan. Es decir, el juego es siempre hacia arriba. Si Figari fue leal a las autoridades superiores, las cuidó, les dio beneficios, recursos, vocaciones incondicionales, además de una serie de prebendas que les fueron útiles, lo van a proteger. Lo más que puedan. Eso es lo que van a hacer. Ahora, cuando ya no puedan hacerlo, lo van a descalificar y lo van a acusar y la institución va a decir que actuó adecuadamente para sacarlo.  

 

¿Si cae, caerá él solo, sin sus encubridores?

Si cae, Figari caerá solo, sin sus encubridores. El Sodalitium es un instrumento útil para la iglesia. Por eso, a Figari lo van a tratar de quitar como un tumor, tal como hicieron con Maciel, ‘el asesino solitario’, y de esa manera se salvará a la organización. Lo más que puedan, claro, y bajo ciertos condicionamientos para controlarla mejor.

 

Una cuestión final: ¿Ha visto la película Spotlight?

Sí, claro.

 

¿La están dando en México? Tenía entendido que habían impedido su exhibición.

La dieron por poco tiempo, y la quitaron. No sabíamos si la iban a poner, porque venía el papa. Pero finalmente la pusieron por pocos días. No sé cuánta gente la pudo ver. Yo me encontraba en Chicago en esos momentos, pues tuve que salir de mi país por las presiones que el cardenal (Norberto) Rivera ejerció en mi contra para obligarme a guardar silencio. Allí es donde volví a constatar que el problema de la pederastia (clerical) no es el de un individuo con tendencias perversas, sino se trata de individuos protegidos de manera organizada por las autoridades eclesiásticas en todo el mundo.