No sé ustedes, pero yo me he quedado anonadado. Perplejo. Confundido. Y hasta desorientado. Porque a ver. Yo soy de los que se ha leído todos los libros de George R. R. Martin, y claro, quienes se encuentran en mi situación presumo que estarán un poco defraudados con el “Gordo”. Porque todos sus fans esperábamos tener en nuestras manos Vientos de invierno (el sexto y penúltimo libro de la saga Canción de hielo y fuego) antes de que termine la serie. Y también dábamos casi por hecho que el último lo leeríamos también a tiempo.

 

Pero no. Apenas faltan dos temporadas (de seis o siete capítulos cada una, como han anunciado los productores) para ponerle punto final a esta historia que ha derramado, literalmente, ríos de sangre, y de los libros faltantes no sabemos nada.

 

Como conocen los fanáticos, durante la Era del Amanecer de Poniente vivieron los hijos del bosque, de los que muy poco se conoce. Luego llegaron del este los primeros hombres, que se enfrentaron en muchas batallas a los hijos del bosque antes de que se hiciera la paz entre ellos. Fue entonces cuando llegaron los ándalos y los rhoynar, y durante milenios estas razas lucharon, murieron y se mezclaron, con excepción de los hijos del bosque, que se retiraron a la profundidad de los bosques y se perdieron en la historia. Hasta que los hemos visto, hace muy poco, en esta última temporada televisiva. La mejor de todas, coincidirán conmigo.

 

Pero volviendo al cuento. Luego de mucho tiempo surgieron los Siete Reinos. Y fue con los Targaryen que encontraron la estabilidad y se mantuvieron unidos durante cientos de años. Concretamente, es con la llegada del conquistador Aegon Targaryen y sus dos hermanas que ocurre esto. Los Targaryen se casaban entre ellos, desde que Aegon el Conquistador desposó a sus hermanas. Y bueno. Lo demás ya es historia conocida. Cuando Aerys Targaryen, “el Rey Loco”, se sale totalmente de sus cabales, empieza la rebelión. La cual termina con el asesinato del rey Aerys a manos de Jaime Lannister (quien desde entonces será conocido como “Matarreyes”) y Robert Baratheon, con el apoyo de la casa Stark, se sienta en el Trono de Hierro (con lo cual se ganará el apodo de “Usurpador”).

 

En dicha rebelión también se eliminó al sucesor de Aerys el Rey Loco: Rhaegal. Como lo narra Ser Jorah Mormont en Tormenta de espadas: “En el Tridente, Rhaegal perdió. Perdió la batalla, perdió la guerra, perdió el reino y perdió la vida. Las aguas del río se llevaron su sangre, junto con los rubíes de su coraza. Robert el Usurpador cabalgó sobre su cadáver y robó el Trono de Hierro. Rhaegal luchó con nobleza.Y Rhaegal murió”.

 

En su locura, Aerys asesinó a Brandon Stark, hermano mayor de Ned. Y Rhaegal había secuestrado a Lyanna Stark, de la que estaba enfermizamente enamorado y a la que había violado innumerables veces. Fue Robert Baratheon (enamorado profundamente de Lyanna) en la batalla del Tridente quien aniquila en combate a Rhaegal. Y sus hermanos menores, Viserys y Daenerys, fueron exiliados.

 

En este sentido, la evolución de Daenerys en la historia es increíble. De ser la hermana sumisa del cruel Viserys va transformándose en la estratega e inflexible conquistadora que hemos visto sobre el aire cabalgando sobre el lomo de Drogon, su dragón negro, lo cual nos hace pensar que lo más probable es que sea ella la que termine sentándose en el Trono de Hierro y unificando nuevamente a los Siete Reinos.

 

Pero todo está por verse todavía. Ninguno de los personajes de Martin, ya saben, tiene la vida asegurada, como se ha visto desde el inicio. Desde la impactante muerte de Ned Stark, el personaje central de la primera temporada, para ser precisos.

 

Como sea. El pronóstico más básico nos llevaría a pensar que Jon Nieve, quien ahora supuestamente no es hijo de Ned Stark sino de su hermana Lyanna con Rhaegal, podría terminar casándose con Daenerys y montando a Viserion o Rhaegal, los otros dos dragones de la hija de Aerys Targaryen. Figúrense. Jon Nieve (quien tendría sangre Stark y Targaryen) y Daenerys compartiendo el reinado, teniendo a Tyrion como la Mano del Rey y de la Reina. O al revés. Bueno. Ese sería mi "final feliz". Aunque he escuchado teorías e hipótesis que desbaratarían este supuesto. 

 

En fin. Todo puede pasar. Y aun no me queda claro si el final al que arribe la serie será exactamente el mismo al que arribe el libro, cuando Martin lo termine, claro está. Si acaso lo termina, que esa es otra. Su último libro, Danza de dragones, se publicó a comienzos del 2011. El anterior, Festín de cuervos, se lanzó en el 2005. Y Vientos de invierno, qué quieren que les diga, Vientos de invierno no tiene fecha. Y del último, sabemos menos.

 

Y es que Martin, como J. R. R. Tolkien (escritor al que admira sobremanera), es de los que cree que “las historias crecen al contarlas”. No solo eso, sino que el Gordo se ve a sí mismo como un “jardinero”. Reescribe mucho y es perfeccionista. Y es de los que tiene una idea general de hacia donde quiere ir, pero va improvisando en el camino, como muchísimos escritores.

 

Eso sí. Lo que está claro en su historia es que ninguno de sus personajes (todos ellos caracterizados por tener claroscuros, con excepciones como Cersei y el bastardo Bolton, quienes son villanos por los cuatro costados) tiene la vida garantizada. Y algo que mantiene esa cosa adictiva que tiene la saga es que la base de la narración se mantiene irresuelta, al estilo folletín, y ello, ya lo han visto, ha producido centenares de discusiones sobre lo que ocurrirá luego.

 

Ahora, pese a la frustración que podemos sentir muchos de los seguidores de Martin, no le podemos quitar el mérito de esforzarse en mantenernos en vilo. Ergo, asumiremos que está haciendo todo lo posible para regalarnos un gran remate. Pues como dice él mismo: “¿Qué pasa si lo jodo todo al final? ¿Qué ocurre si hago lo mismo que hicieron con Lost? Vendrían por mi cabeza con sogas y antorchas”.

 

Y en eso tiene toda la razón. Si Martin termina escribiendo un final en plan Lost, yo seré el primero en buscar las sogas y los palos para fabricar las antorchas.