Como sucedió con el caso Marcial Maciel, y tantos otros en el mundo, es el periodismo independiente el que revela la verdad. Y el caso chileno no es la excepción. La prensa, cuando pudo, le puso los reflectores al pederasta disfrazado de religioso. El mayor impacto mediático se produjo en abril del 2010 en las páginas de The New York Times, donde se propala un reportaje en el que aparecen entrevistados James Hamilton y Juan Carlos Cruz. “Ambos acusaron al influyente sacerdote de abuso sexual y psicológico. Sus palabras recorrieron el mundo y rebotaron en Chile”, recuerda María Olivia Mönckeberg en su escalofriante publicación.

 

Luego de ello, lo que sigue es un huayco de notas, informes, entrevistas y artículos de opinión. Nadie en Santiago era ajeno al tema. Todos hablaban sobre ello.Televisión Nacional lanzó por las pantallas chilenas uno de los reportajes más contundentes y más vistos que se recuerden por aquellos años en el programa Informe Especial. Su resonancia en la sociedad chilena fue muy similar al producido por la nota televisiva de la periodista Graciela Villasís, cuando reprodujo en octubre del 2015 parte de los testimonios de Mitad Monjes Mitad Soldados (Planeta 2015) (el cual, todo hay que decirlo, se presentaba a los pocos días en el Lugar de la Memoria) en Cuarto Poder de América Televisión.

 

“La verosimilitud de los testimonios hizo posible ganar una batalla contra los muchos intentos por ocultar los hechos”, evoca Mönckeberg. Pese a ello, los negacionistas y los radicales y los encubridores aparecieron por aquí y por allá para descalificar a las víctimas.

 

“Jimmy Hamilton es un gran actor, debería irse a Hollywood”, expresó ante las cámaras de Canal 13 la esposa de Eliodoro Matte, Pilar Capdevila. Eliodoro Matte, para más inri, es uno de los empresarios más connotados de Chile y, hasta ese instante, uno de los principales patrocinadores del sacerdote pederasta.

 

Juan Esteban Morales, párroco de El Bosque y discípulo de Karadima, volvió a salir a defenderlo: “Esta es una cosa infundada”. El empresario José Said, accionista principal del Parque Arauco, señaló: “Me parece inconcebible que se desprestigie a un sacerdote”: El alcalde de Puente Alto y vicepresidente del partido Renovación Nacional, Manuel José Ossandón, comentó: “Acá hay manos negras”. El obispo de Talca, Horacio Valenzuela, integrante de la Pía Unión y discípulo de Karadima, expresó: “Nunca he visto nada extraño”. Rodrigo Polanco, vicedecano de la Facultad de Teología de la Universidad Católica (UC) enfatizó en una entrevista que le hizo El Mercurio: “Es una calumnia sin fundamento y grosera (…) Conozco al padre Karadima hace treinta y cinco años (…) y jamás vi u oí algo siquiera sospechoso”.

 

¿Qué hizo el cardenal Errázuriz? Pues justificar la demora del proceso eclesial. “Casos de esta naturaleza son tan excepcionales, que consideramos necesario consultar a peritos de la Santa Sede en este campo (…) Una acusación contra su contra tenía que remecer a la Iglesia (…) Dios se ha valido del padre Karadima para despertar numerosas vocaciones al sacerdocio, al episcopado y a la vida consagrada”.

 

Y todo esto ocurrió, por cierto, al poco de que el cardenal Errázuriz señalara que en Chile solo había “poquitos casos” de abuso sexual por parte de sacerdotes.

 

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Dato: “Karadima había sido una figura gravitante, un personaje central en las vidas de generaciones de católicos desde que se instaló en 1958 en (la parroquia) El Bosque (ubicada en la comuna de Providencia). La parroquia es conocida con ese nombre pues se encuentra en la avenida El Bosque Nº822. Durante años destacó por ser una de las más concurridas de Santiago. Ahí Karadima celebró miles de misas y predicó innumerables homilías durante cincuenta años”. Información tomada de Karadima, el señor de los infiernos, de María Olivia Mönckeberg. 

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(*) El autor de la nota, junto a otros cuatro exsodálites, ha denunciado penalmente a Luis Fernando Figari, y a quienes resulten responsables, de los cargos de asociación ilícita, lesiones graves y secuestro.