Cómo les explico. Soy peruano por los cuatro costados, pero hoy, además de peruano, también me siento mexicano. Y aquí me tienen. Compartiendo la indignación de todo un pueblo contra un jefe de Estado, que, no solo es un plagiario profesional, sino que encima es un bobalicón despreciable y un pusilánime imperdonable y un cagón supremo. Tal cual.
Porque a ver. Lo que ha hecho Enrique Peña Nieto con México es una felonía contra sus compatriotas, muy pocas veces vista, todo hay que decirlo. Invitar a este extraordinario país a su enemigo público número uno, qué quieren que les diga, debería merecer una sanción ejemplar. Pero claro. A nadie se le ocurre que a tu presidente, por más idiota e incompetente o corrupto que sea, va a abrirle las puertas de su casa a quien ha escupido a sus coterráneos. Y los ha ofendido gravemente. No una, sino incontables veces. Como ha sido en el caso de Donald Trump (Queens, New York, 1946), quien desde que se lanzó como precandidato para la presidencia de los Estados Unidos no se ha detenido ni un minuto en divulgar su pensamiento de groseras connotaciones racistas, cargadas de odio, violencia e intolerancia. Si me preguntan, Trump me hace evocar a Hitler y sus discursos antisemitas antes del genocidio, solamente que el republicano de peinado estrafalario enfoca su fobia atávica contra los mexicanos.
“No quiero nada con México más que construir un muro impenetrable, que lo paguen los mexicanos, y que dejen de estafar a Estados Unidos”. “México no es nuestro amigo”. “(México nos manda) a los que traen el crimen, las drogas y a los violadores”. El repertorio es más largo, por cierto. Y revela claramente que la riqueza material puede ir de la mano de la pobreza humana. Como ocurre nítidamente con este multimillonario y creyente presbiteriano metido a la política.
“A los tiranos no se les apacigua. A los tiranos se les enfrenta. Trump no es un tirano en el poder, quizá nunca llegue a serlo, pero es un tirano en potencia”, escribió Enrique Krauze, uno de los escritores e intelectuales más solventes de México, en las páginas de El País.
VIDEO: Entrevista de Carlos Loret de Mola a Enrique Krauze luego de la controversial visita
Ante el justificadísimo tsunami de críticas, Peña Nieto se vio obligado a salir a la palestra para defenderse y le concedió una entrevista a la periodista Denise Maerker, en la que dice que le dijo a Trump lo que nadie, por cierto, ha escuchado, porque su reunión fue privada. En resumen, dice que lo ‘pechó’. Que lo 'cuadró'. Que 'le hizo el pare'. Pero a nadie le consta, obvio. Y en su defensa, comentó que creía haber logrado un ‘cambio de tono’ en Trump y un reconocimiento por su parte de la ‘importancia de México’”.
VIDEO: Entrevista de Denise Maerker a Enrique Peña Nieto
Por supuesto, si esa fue su impresión, Trump, a las pocas horas de la famosa reunión y en un multitudinario mitin en Phoenix (Arizona), le soltó a una audiencia afiebrada: “México pagará el muro. Al 100%. Todavía no lo saben, pero pagarán por el muro. El muro será “impenetrable” y “maravilloso”, señaló. “México colaborará con nosotros, así lo creo. Después de reunirme con su 'maravilloso, maravilloso presidente', estoy convencido de que quieren solucionar este problema (en alusión a su rabiosa prédica antinmigrantes).
Algo que, si no lo vieron, había predicho Enrique Krauze el día anterior con el periodista Carlos Loret de Mola:
Como sea. No soy mexicano, les decía, pero si lo fuera estaría avergonzadísimo de tener un presidente como Enrique Peña Nieto. Y si cabe la figura, participaría en la organización de un referéndum para vacarlo, para expectorarlo, para eyectarlo, para meterle una patada en el culo, porque esperar dos años para el término de su mandato, después de su abyecta traición, se me haría una eternidad. Pues eso.
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