Le he escuchado decir y prometer de todo. Literalmente, de todo. Porque su vida política es eso. La promesa vacía. El ofrecimiento vacuo. La simulada expectativa. La proposición irrealizable. La oferta demagógica. El compromiso con la nada. El juramento en falso.
Una de las últimas: hizo que un amigo mío, exsodálite, se entusiasmara cuando aseguró que iba a hacer que el Congreso investigue el Caso Sodalicio. Y ya ven. Su augurio terminó yéndose por el wáter, dando vueltas antes de ser tragado por las aguas cloacales.
Porque eso es Yonhy Lescano Ancieta. Un mentiroso compulsivo y redomado. Un embustero tenaz. Y un populista. No porque pertenezca a un partido que se llama Acción Popular, ojo, sino porque todo lo que ofrece son artificios burdos, engañifas monumentales. Fanfarronadas y paparruchas. Pues eso. Pero claro. La gente vota reiteradamente por él. Y ahí lo tienen. Formando parte del elenco del circo de turno.
“Una generación sin pornografía se dedicará más al deporte y al estudio”, ha declarado hace poco, defendiendo un proyecto de ley presentado por él mismo para restringir el acceso a los contenidos pornográficos a través de internet. Porque, de esa manera, se evitará “una afectación a la salud mental y a la educación sexual de las personas”, así como “un factor que incentiva los delitos sexuales”.
Y aunque no me lo crean, probablemente esta incipiente ley se debata en la legislatura que comienza en marzo. Según Lescano, prohibir la pornografía en internet es “una necesidad” para la protección del desarrollo físico y mental de los peruanos. ¿Pueden creerlo?
Es más. Indica que el porno genera adicción y conductas agresivas, entre otras patologías psicológicas. Y claro. Ya adivinarán. No señala un puñetero estudio u opinión o fuente que avale lo que en su ridículo proyecto sostiene. No obstante, consultado por El Comercio, declara lo siguiente: “No necesito consultar a los psiquiatras. Solo me basta con pasear por las calles para ver cómo están los niños, las generaciones. Voy a las cabinas de internet para ver la realidad”. ¡Figúrense!
No sé ustedes, pero cuando uno de estos politicastros pretende deformar la realidad mediante argumentos simplones, quizás el truco pueda funcionar con algunos tontos, o con religiosos pacatos a los que les gusta la represión y la hipocresía y la doble vara, pero lo que pretende Lescano, todo hay que decirlo, no deja de ser insultante. Porque su aproximación a nosotros, ciudadanos de este país castigado por una clase política patética, es la de tratarnos como idiotas y como fronterizos.
Creo que la ridícula iniciativa de Lescano merece una única puntualización. Ni Lescano ni nadie puede vulnerar la libertad individual. Ya existen leyes que restringen el acceso de menores a páginas web con contenido pornográfico en las cabinas de internet y obliga a sus administradores a instalar bloqueadores. Si eso no se cumple, entonces que pongan a trabajar a los fiscalizadores. Pero una propuesta como la de Lescano es hasta peligrosa en un país donde abundan los Torquemadas. Porque si se llegase a aprobar un mamarracho como el que postula Lescano, entonces quién será el encargado de determinar qué cosa es pornográfico y qué no. Desproporcionado por donde se le mire.
Porque así las cosas, en el Mundo Lescano, también habría que proscribir, como siguiente paso, la literatura erótica. Es lo que dictaría la consecuencia, la coherencia lescaniana, digo. Entonces, libros como El asno de oro, El Satiricón, el Kamasutra, el Decamerón, el Libro del buen amor, Pantagruel, las obras del Marqués de Sade, Emmanuelle, Lolita, Travesuras de la niña mala, Diario de una ninfómana, y hasta Cincuenta sombras de Grey, deberían ser retirados de las librerías e incinerados en plan Fahrenheit 451. Tal cual.
Por eso, desde estas modestas líneas muleras, exhorto al congresista Lescano a que intente algo que no ha hecho nunca, y que se lo plantee en serio. Por el bien del Perú, obvio. Que intente otra profesión, o sea. Cualquiera otra. Y que deje de jugar con las expectativas de la gente. Porque parafraseando a Lyndon Johnson en una referencia a Gerald Ford, podría decirse que Lescano podrá ser un buen tipo, pero pareciera que jugó demasiado al fútbol americano sin casco.