Eso les pasa por no hacer las cosas bien. De haberhecho caso a la Comisión de Ética que investigó ad honorem al Sodalitium Christianae Vitae (SCV), no seguiríanmetiendo la pata. Pero ahí los tienen. Hundiéndola hasta los corvejones. Merefiero al último episodio que asustó a los padres de familia de los colegiosSan Pedro y Villa Caritas.

 

Entre las medidas que le recomendó dicha Comisión almovimiento fundado por Luis Fernando Figari, convertido en uno de lospederastas religiosos más notables de Latinoamérica (solo superado hasta elmomento por el mexicano Marcial Maciel), gracias a los señalamientos de susvíctimas, una de las recomendaciones decía: “Las personas que ejercieron algúncargo en la organización del SCV, durante los años en que se permitieron losabusos denunciados, deben ser impedidas de ejercer algún cargo representativoal interior de la organización”.

 

Pero los sodálites de la cúpula y los encubridoresde Figari, decidieron zurrarse en ella. Porque no les convenía. Porque ello lesobligaba a cambiar. Y a veces da la impresión que eso es lo último que lesinteresa. Ahí está el caso del padre Gonzalo Len, quien quiso reaparecer comosi no hubiese pasado nada.

 

El viernes último, una carta del Consejo Superior delos Colegios San Pedro y Villa Caritas, de propiedad del Sodalicio, anunciabaque “la Asociación Promotora, luego de un proceso de evaluación” le solicitó alcura Len que lidere el colegio “hacia su consolidación académica y de gestión”.Len había sido rector de ambos durante casi una década, pero se retiró haceunos años para acompañar a Luis Fernando Figari a Roma, cuando se hicieronpúblicas las graves denuncias contra él.

 

Acto seguido, un anónimo en internet, el diariodigital Altavoz, y el exsodáliteÓscar Osterling, prendieron las luces rojas de alarma. Porque a ver. El clérigosodálite en cuestión, Gonzalo Len Álvarez, no era cualquier sodálite, sino unocon una trayectoria demasiado cercana a los principales pedófilos delSodalitium, Figari Rodrigo y Germán Doig Klinge.

 

Desde su ingreso al Sodalicio, Len fue, sin ningunaduda, uno de los que recibió un trato particularmente afable por parte de loscapitostes sodálites. Incluso su tránsito por San Bartolo fue bastantesingular. Fue uno de los pocos a los que no se le maltrató con la violenciavirulenta que sí padecían los demás. Y se le convirtió en autoridad desde muytemprano. Tuvo el “privilegio” de vivir cercanamente a Germán Doig. Ocupócargos clave en el consejo superior del Sodalitium. Y siempre gozó delpadrinazgo del mismísimo Figari. Siempre.

 

Pero claro. Ya adivinarán. Ser parte del cogollo demando en la institución que comandaba Figari, lo llevó a Len a ser partetambién de sus “trapisondas”. Por llamarlas de alguna manera, digo. Elencubrimiento de los abusos sexuales de Jeffrey Daniels (exprofesor del colegioSan Pedro cuando Len lo regentaba) y de Germán Doig (Len, de acuerdo a diversasfuentes, se entera de las violaciones de Doig en el 2008), son algunas de susperlas más llamativas. Y la más importante. Ser el custodio y amigo de LuisFernando Figari, en Roma, en medio de la lluvia de acusaciones de haberperpetrado abusos sexuales y físicos y psicológicos, y hasta “esclavismo”.

 

Así las cosas, pretender reaparecer más fresco queuna lechuga, creyendo que la gente es idiota y desinformada, tuvo un impactoinesperado para Gonzalo Len. Se dio cuenta de que la gente ni es idiota ni tandesinformada, como se habría esperado en el pasado, en los tiempos en que todosucedía porque encubrían bien sus cochinadas. Y ha tenido que recular a susdeseos de volver a ocupar un cargo de poder dentro de la institución. Y acabade renunciar al cargo de “Rector del Colegio San Pedro”.

 

“A causa de las mentiras y tergiversaciones que sehan difundido sobre mí en los últimos días”, ha escrito en una reciente cartaque irradia melodrama y está escrita en tono de tragedia.

 

Y bueno. Ya inferirán el resto. Si Gonzalo Len, unode los cortesanos de Figari, encovador profesional de los secretos sodálites másrepulsivos, logró volver aunque sea por una semana a su antiguo feudo, ¿quéotros sodálites con rabo de paja siguen actuando con impunidad y al viejoestilo figariano?

 

Más todavía. ¿Por qué no actuó en su momento el todavíasuperior Alessandro Moroni? ¿Él no pudo haber evitado este innecesarioescándalo que asustó a más de un padre de familia? Pregunto.