¿Qué cosa no entendiste, PPK? Porque el bailecito que te montaste la noche que te salvaste por un pelo, como si tuvieses motivos para celebrar, no cayó bien, déjame que te cuente, limeño. Más todavía. ¿Sabes que produjo en muchos, como en este escribidor, por ejemplo?

 

Rabia. Aversión. Grima. Repulsa. Fastidio. 

 

¿Por qué?

 

Porque estás vivo de milagro, PPK. Y, como en la segunda vuelta, muchos voluntarios, demócratas, a quienes no necesariamente les simpatizas, patriotas que aborrecen de las opciones autoritarias como la que encarna el fujimorismo, decidieron apoyarte, y ayudarte a salir de este entuerto, que, por cierto, nos iba a afectar gravemente como país. Y te salvaron la vida. Porque eso fue lo que pasó. Tal cual. Así que no te la creas, PPK. 

 

Porque a ver. Si todavía no eres capaz de darte cuenta de lo que ha pasado, PPK, te la canto en cortito. Si el Perú estuvo al borde del abismo y del caos y de la anarquía y del apocalipsis zombi, ha sido todo por tu culpa, por tu culpa, y solo por tu grandísima culpa. Por tus errores. Por tus metidas de pata. Por tus cagadones. Por tus mentiras. Pero, sobre todo, por tu debilidad y por tu falta de empatía y de conexión con la realidad.

 

O sea, si vamos a ser claros, desahuévate, PPK.

 

Ya no hay lugar para una tercera derrapada. Si eso ocurre, escúchame bien, ya fuiste, PPK. Y lo peor es que nos vas a arrastrar a todos los peruanos detrás de ti. Si ello ocurre, ya lo dije.

 

Porque te lo pongo así: Si vuelves a ser el mismo de siempre, PPK, pues nada, estamos jodidos y que dios nos coja confesados.

 

Mi amigo Fernando Rospigliosi, quien suele decir las cosas a calzón quitado, cree que, en esta oportunidad, como en las anteriores, “no hay nada que indique que ahora será diferente”. Que vayas a cambiar, es decir. Y que más pronto que tarde, volverás a ser el PPK de toda la vida.

 

No sabes cómo deseo que, esta vez, Rospi se equivoque.

 

Como escribió César Hildebrandt ayer: “La gente quiere a un presidente que gobierne, que encarne con energía los fueros de la Constitución.Y que se enfrente a la maquinaria fujimorista con el coraje que no has tenido hasta ahora. No se trata de pelear por gusto con Fuerza Popular. Se trata de que acates el triunfo que la calle te dio y que dejes de ser el manoseado crónico de la señora Keiko (…) A luchar, presidente, como si la democracia te importara. Como si el Perú fuese mucho, muchísimo más que el país donde Gerardo Sepúlveda venía a levantar plata para “sus” proyectos (que también eran los tuyos). Este es el segundo debut, presidente. La última oportunidad. No la desaproveches. No la despilfarres (…) Cambia, presidente. No te dejes secuestrar otra vez. No nos decepciones por segunda vez. El Perú ha amanecido diferente. Entiende el mensaje”.

 

A ver si te quedó claro.