Los críticos de cine tienen todo el derecho de masacrar a Avengers: Infinity War. A Sebastián Pimentel, de El Comercio, le pareció indigesta, aburrida y bastante tonta. El español Jesús Mota, de El País, la definió hasta como una cosa tóxica. Para Mota, Avengers: Infinity War  “es una confirmación de que el cine comercial progresa adecuada y lamentablemente hacia una infantilización peligrosa (…) Cuesta definir Avengers: Infinity War como cine”.

 

Y yo no me voy a poner en plan linchamiento popular contra sus detractores ni aspiro a que la nominen al Oscar, ni nada por el estilo. Tampoco considero, como he escuchado por ahí, que es la mejor peli de superhéroes de la historia. Antes está, si me preguntan, la trilogía de Christopher Nolan sobre Batman, o la reciente Mujer Maravilla, o Capitán América: Soldado de Invierno, que he visto varias veces. Los gustos son de cada quien. Y así que ya lo saben. No puedo afirmar que supera a Nolan, pero carajo, qué tal chambón el de los hermanos Russo.

 

Es que, para quienes hemos crecido leyendo cómics, ver a nuestros héroes de la niñez en la pantalla gigante, regalándonos sagas e historias folletinescas, con los efectos especiales de hoy, es una cosa que, creo, nos hace muy feliz. Y efectivamente, si me preguntan, a mí me “pueriliza” por un buen rato.Y esa sensación, no lo voy a negar, me entretiene.

 

Figúrense. Avengers: Infinity War es una historia que empezó acontarse hace diez años, a través de diversas películas y trilogías (varias de las cuales todavía no se han completado): Iron Man, Capitán América, Thor, Guardianes de la Galaxia, Antman, Doctor Extraño, Spiderman, Pantera Negra. Y qué sé yo.

 

En este sentido, me ha encantado. Me ha parecido épica, graciosa, intensa, animada, divertida, apoteósica, cautivante. No me ha decepcionado, o sea. Ni un poquito. Porque ha conectado, sin fisuras, todas las sagas anteriores para llevarnos a un semifinal que nos ha dejado con la miel en los labios. 

 

Porque a ver. No me digan que si la película hubiese sido una buena mierda, y encima con una duración de dos horas y cuarenta minutos, o te duermes o te vas, pero no te la soplas entera, y encima con ganas de más, y es que, no sé ustedes, pero eso fue lo que me pasó a mí. Porque esa es otra. Todos los aficionados al género sabemos que Marvel acostumbra mostrar un adelanto al final de los créditos, pues en esta oportunidad se esmeraron para que los puñeteros créditos se demoraran inusualmente una eternidad, y qué creen, la gente no se movía de sus asientos para consumir esa última migajita de intriga.

 

Eso fue algo que no dejó de llamarme la atención, cuando vi la peli con mi hija Lucía. Más aún, cuando hace poco más de una década, muy pocos tenían la menor idea de quién era Hawkeye, o Máquina de Guerra, o Deadpool, o Wolverine, o Loki, o La Visión, o el Profesor Charles Xavier. Hoy casi todos les conocen. Y hablan de ellos hasta con naturalidad, les cuento.

 

Así las cosas, insisto, para quienes hemos tenido desde la infancia inclinación por las historias de aventuras y, sobre todo, una particular debilidad por las zambullidas en las interminables páginas de los cómics de Marvel y de DC, con sus universos inacabables, Avengers: Infinity War (desde ahora, A:IW) es, como dirían los españoles, una pasada.

 

Y aquí vienen los espoilers. Ver morir a Heimdall, a Loki, como a otros personajes entrañables, desde el saque, es lo que hace que uno se agarre del asiento y que se nos atore la cancha, por dios. Una cosa más. A:IW confirma que Thanos es uno de los villanos más temibles del Universo Marvel, un conquistador de fuste, desquiciado, aunque con sentimientos, nacido en Titán, la luna de Saturno, y conocido en los cómics como el infame “Titán Loco”, que no tiene ningún escrúpulo en exterminar a la mitad de las formas de vida del universo con el Guantelete del Infinito, sembrando el caos por donde se mueva.

 

Y ahora vienen las especulaciones. ¿El rol de Cráneo Rojo, enemigo conspicuo del Capitán América (en su primera entrega) será ahora el inverso? Es decir, luego de verlo como un inefable nazi que aspiraba a convertirse en el amo del mundo mediante la posesión del Teseracto, una de las gemas que persigue Thanos, y que, dicho sea de paso, fue lo que hizo que desapareciera del mapa para ser trasladado a otra dimensión, a un lugar llamado Vormir, ¿cumplirá ahora un papel que, eventualmente, contribuya a revertir lo que hizo Thanos al final con el chasquido de sus dedos?

 

¿Qué va a pasar con la tercera parte de Guardianes de la Galaxia? ¿Gamora, sacrificada por su padre Thanos, no aparecerá en esta oportunidad? ¿En serio? ¿Cómo se resolverá ese dilema? ¿Serán ciertas las teorías que esgrimen que Thanos, luego del apocalipsis que suscita, se mete al interior de una de las gemas, concretamente a la Soul Stone?

 

Uno de los personajes clave de esta historia, el Doctor Extraño, un excirujano que se convirtió en maestro de artes místicas, cuyo Ojo de Agamotto resultó siendo otra de las gemas que requería Thanos para destruir a la mitad del universo, le comenta a Tony Stark que ve catorce billones de futuros alternativos, y en todos gana Thanos, menos en uno. Y le advierte a Stark y a Peter Parker, el Hombre Araña (interpretado por el británico Tom Holland, quien hace la mejor versión de Spiderman, de lejos, hasta la fecha), que antes de salvarles la vida, él va a proteger la gema. Pero al final no actúa en consecuencia, y termina entregándole la piedra a Thanos para salvar a Iron Man.Y luego de ello, Extraño muere. No nos cabe la menor duda de que, ese futuro que visualiza, pasaba por la entrega de la sexta gema faltante en el Guantelete del Infinito.

 

Pero bueno. Ya saben que las muertes en los cómics son relativas. Superman murió y volvió a la vida luego de año y pico. Spiderman, igual. El Duende Verde, igual. Y siguen firmas. Hasta el infinito y más allá. Todos sabemos que algo pasará para que revivan los principales héroes muertos y todo vuelva a la normalidad, y el bien triunfará sobre el mal. Claro. Lo que no sabemos todavía es cómo va a pasar.

 

Sí sabemos que los principales enemigos de Thanos son Starfox, Warlock y el Capitán Marvel. Starfox, cuyo verdadero nombre es Eros, es un coterráneo de Thanos. Más todavía. Para más señas, es el hermano menor de Thanos, también nacido en Titán, uno de los satélites de Saturno. En los cómics, se unió a los Vengadores como Starfox. Él es quien ayuda a frustrar los intentos de Thanos por reunir el Guantelete del Infinito. Dicho sea de paso, es uno de los afortunados novios de She-Hulk. 


Por su parte, también está Adam Warlock, un ente creado por un grupo de científicos, quien en los cómics es en realidad el que conserva la Gema del Alma en su frente, y es el que logra animar a los superhéroes de la Tierra para enfrentar a Thanos cuando el Titán Loco se hizo del Guantelete Infinito. ¿Saldrá alguno de ellos en Avengers 4? No lo sabemos. Sí sabemos que aparecerán Ojo de Halcón y el Hombre Hormiga, y probablemente Avispa, pues a ninguno de ellos se les ha visto ni un segundo en A: IW.

 

Ah, en la versión de los cómics, quien le arrancha el Guantelete a Thanos es Nébula, la hija adoptiva del Titán Loco, quien se crió con Gamora. Pero ya adivinarán. La línea argumental irá por otro lado, optando por la sorpresa. Les apuesto un chifa que así será. 

 

Finalmente, el Capitán Marvel, otro de los enemigos acérrimos de Thanos, sabemos que no aparecerá. Mar-Vell era un ser nacido en el planeta Kree, cuyos poderes lo encumbraron como uno de los seres más poderosos de toda la galaxia. Mar-Vell adquirió un vínculo psíquico con Rick Jones, el joven por el cual se sacrificó Bruce Banner durante un experimento con rayos gamma, el mismo que luego sería discípulo del Capitán América. Mar-Vell fue expuesto a un gas cancerígeno y, a consecuencia de ello, murió en Titán, de cáncer. Fue un Vengador honorífico. Su hijo Genis-Vell heredaría su nombre. Pero este moriría más tarde a manos de Zemo.

 

En cambio, sí sabemos que el legado continuaría. Y ello ocurrió con Carol Danvers, una oficial de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos y de la NASA, a quien le dieron la misión de investigar al Capitán Marvel original. Sus ADN se fusionaron durante una explosión y ella adquirió los poderes de Mar-Vell, y pasó a ser conocida como Ms. Marvel, uniéndose a los Avengers. Aunque también ha usado los nombres de Binary y Warbird. Hubo un tiempo en el que perdió sus poderes al ser absorbidos por la mutante Rogue, de los X-Men.

 

Danvers dimitió de los Vengadores porque tenía problemas con el alcohol (curiosamente, fue muy amiga una época de Jessica Jones, otra chica con afición al trago, cuya primera temporada en Netflix es espectacular y se las recomiendo sin dudarlo un segundo; la segunda, en cambio, deja mucho que desear, la verdad). Sabemos, por lo demás, que se viene una peli con ella, con Danvers como protagonista principal, es decir.

 

Y la insignia de su uniforme, su símbolo característico, es lo último que aparece en el beeper de Nick Furia, antes de que este también se desintegre junto a la agente Maria Hill, de SHIELD. El uniforme de la Capitana Marvel.

 

Así las cosas, qué quieren que les diga, no sé cómo voy a hacer para esperar hasta el estreno de  Avengers 4, en el 2019. Solo le pido a los hermanos Russo que sigan en la misma línea, esa que le jode tanto a los sofisticados críticos de cine. Y nada. Ya lo dije. A esperar Avengers: El Guantelete del Infinito. O como quiera que se llame Vengadores Cuatro.