Llevo bastante tiempo tratando de abordar otros temas distintos al Caso Sodalicio, y ya lo estaba consiguiendo en las últimas semanas, pero ya ven, acá me tienen de nuevo, regresando fastidiado al teclado. ¿Por qué? Porque resulta que mi colega y amiga Paola Ugaz viene padeciendo una arremetida de algunos gusarapos cibernéticos. ¿Por qué? Porque desde hace un buen rato, Pao viene siguiendo el rastro del dinero en esta controversial organización religiosa. Y si los astros se alinean y la tolerancia lo permite, el libro debe publicarse antes de finalizar el año. No estoy revelando ningún secreto, pues la propia Pao lo ha comentado en varios foros públicos. Y créanme. Viene fuerte.
Como sea. Quiero que quede consignado esto por delante, y acá, en esta página, pues la campaña de descrédito y difamación en redes, además de las amenazas y navajazos judiciales no se ha detenido. Por el contrario, promete recrudecer y ponerse más nauseabunda. Siempre con el mismo libreto, claro. Ugaz miente, difama y enloda honras. La típica. La que han utilizado hasta ahora. Contra ella y contra mí.
Y bueno. Ya que estamos en estas lides, les cuento que la Clínica Jurídica de la Universidad del Pacífico acaba de publicar otro informe técnico legal. En esta oportunidad sobre el proceso que le abrió el arzobispo sodálite Eguren a Pao. El estudio, de casi treinta páginas, es claro y contundente. Sobre los tuits en cuestión (le abrieron una demanda por siete tuits informativos, ¿pueden creerlo?), la Pacífico concluye que estos “no califican como difamatorios”.
Más todavía. Añade: “Las afirmaciones objetivas contenidas en los tweets de Paola Ugaz sobre el Arzobispo de Piura y Tumbes, José Antonio Eguren Anselmi, han estado correctamente sustentadas en: i) las investigaciones y corroboraciones apoyadas en múltiples fuentes sobre el rol jerárquico que el señor (…) Eguren desempeñó al interior del Sodalicio, y ii) el reporte fiel de investigaciones y declaraciones de terceros sobre el involucramiento del señor(…) Eguren con un caso de desalojo y tráfico de tierras en Piura y con el posible encubrimiento –por acción u omisión- de los distintos abusos cometidos al interior del Sodalicio (…)”.
Dicho sea de paso. ¿Para cuándo el ofrecido “desistimiento” de su caso? Porque hasta ahora, no se oye, padre.
Tomado de La República, 16/5/2019