Después de revelar los testimonios de víctimas de abusos del Sodalicio, Paola Ugaz terminó convirtiéndose en una damnificada más de esta organización de modales matonescos. En el nuevo proceso que le han abierto -para variar, enPiura-, una fiscal la acusa de haber mentido cuando testificó durante mi juicio. Lo cual no solo es falso sino difamatorio.

 

Le achacan que faltó a la verdad cuando negó ser la productora del reportaje The Sodalitium Scandal, propalado por Al Jazeera. En dicho documental, Ugaz, como ha reiterado hasta el cansancio, colaboró con la producción periodística proveyendo información sobre la institución fundada por Luis Fernando Figari, y formó parte de este brindando una entrevista. Punto. El video pueden encontrarlo en YouTube.

 

Lo más alucinante es que, pese a ello, se le ha exigido en infinitas oportunidades que retire la nota de internet, como si pudiese hacerlo. Es así de lisérgica la cosa.  Además del disparatado reclamo, en el camino ha recibido un huayco de cartas notariales, todas amenazadoras, de entidades vinculadas al Sodalicio. Colegios. Inmobiliarias. Exfuncionarios vinculados todavía a la controversial asociación religiosa. Y el desistimiento anunciado por el único obispo que le queda al Sodalitium, aun no se ha materializado.

 

Lo curioso es que, en lugar de irse contra la cadena televisiva, arremeten con todo su poder contra Paola, y nadie más. Preocupa, asimismo, que se use nuevamente al sistema judicial para intentar amedrentar a periodistas. En este sentido, hacen bien los medios al visibilizar este gravísimo caso que amenaza la libertad de información.

 

Dicho sea de paso, Al Jazeera ya se pronunció sobre el particular en enero de este año, a través de un documento oficial. En este explica claramente la situación. Textualmente dice: “La Sra. Ugaz no ha formado parte de la producción del programa de la cadena Al Jazeera, ni ha tenido ninguna injerencia sobre los aspectos editoriales del mismo. El programa fue dirigido por el Sr. Seamus Mirodan y el reportero Daniel Yovera bajo la supervisión editorial de quien suscribe esta carta (Diarmuid Jeffreys, Manager, Programmes, Al Jazeera English)”.

 

Ergo, si el Sodalicio sigue exhibiendo groseras y sistemáticas muestras de no haber cambiado en su esencia y talante abusivo, ¿qué está esperando la iglesia católica para disolverlo? ¿Alguien puede responder?

                                                               Tomado de La República, 23 de junio del 2019